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Utopías piratas
Los
piratas y corsarios del siglo XVIII crearon una “;red de información”;
que envolvía el globo: primitiva y dedicada primordialmente a los
negocios prohibidos, la red funcionaba admirablemente. Repartidas por
ella había islas, remotos escondites donde los barcos podían ser
aprovisionados y cargados con los frutos del pillaje para satisfacer
toda clase de lujos y necesidades. Algunas de estas islas mantenían
“;comunidades intencionales”;, completas mini-sociedades que vivían
conscientemente fuera de la ley y mostraban determinación a mantenerse
así, aunque fuera sólo por una corta -pero alegre- existencia.
Hace
algunos años investigué un montón de material secundario sobre
piratería, intentando encontrar algún estudio sobre estos enclaves, pero
parece que todavía ningún historiador los había encontrado merecedores
de análisis serio. (William Burroughs había mencionado el tema, como lo
hizo el anarquista inglés Larry Law -pero no se había hecho ningún
estudio sistemático). Me remití a la fuentes directas, y construí mi
propia teoría, algunos de cuyos aspectos analizaré aquí. Decidí llamar a
aquellos asentamientos “;utopías piratas”;.
Recientemente Bruce
Sterling, uno de los máximos exponentes de la ciencia-ficción cyberpunk,
publicó el relato de un futuro cercano partiendo de asumir que la
decadencia de los sistemas políticos desembocaría en una proliferación
descentralizada de experimentos sobre formas de vida: gigantescas
corporaciones de propiedad obrera, enclaves independientes dedicados a
la piratería de datos, enclaves verde-socialdemócratas, enclaves de
trabajo cero, zonas anarquistas liberadas, etc. La economía de la
información que sostenía esa diversidad era llamada “;la red”;; sus
enclaves -y el título mismo del relato- era “;Islas en la Red”;.
Los
proscritos medievales fundaron un “;Estado”; que consistía en una red
de remotos valles y castillos, separados por miles de kilómetros,
estratégicamente invulnerables a la invasión y conectados por un
permanente flujo informativo de agentes secretos, en guerra con todos
los gobiernos y dedicado exclusivamente al conocimiento. La tecnología
moderna, culminando con el satélite espía, convierte esa especie de
autonomía en un sueño romántico. ¡;No más islas piratas! En el futuro,
la propia tecnología -liberada de todo control político- hará posible un
mundo entero de zonas autónomas. Pero por ahora el concepto es todavía
justamente ciencia ficción, especulación pura.
¿Es que estamos
condenados, los que vivimos el presente, a nunca experimentar la
autonomía, a nunca habitar ni por un momento una tierra legislada sólo
por la libertad? ¿No nos queda otra opción que la nostalgia del pasado o
la nostalgia del futuro? ¿Tendremos que esperar a que la totalidad del
mundo sea liberado del control político antes de que uno sólo de
nosotros pueda exigir conocer la libertad? La lógica y la emoción se
alían para negarnos la posibilidad. La razón establece que uno no puede
luchar por aquello que no conoce, y nuestro corazón se rebela frente a
un universo tan cruel como para imponer tal injusticia a nuestra
generación, sola ante la humanidad.
Decir algo así como “;no seré
libre hasta que todos los humanos -o todas las criaturas sensibles- lo
sean”; es, simplemente, condenarnos a una especie de estupor-nirvana,
abdicar de nuestra humanidad, definirnos como perdedores.
Creo
que extrapolando las historias del pasado y el futuro sobre las “;islas
en la red”; podríamos acumular suficientes evidencias como para afirmar
que una especie de “;enclave libre”; no sólo es en nuestro tiempo
posible, sino de hecho ya existente. Toda mi investigación ha
cristalizado en el concepto de “;Zona temporalmente autónoma”; (que a
partir de aquí abreviaré TAZ (2). Pese a su carácter sintético forzado
por mi propio pensamiento, no pretendo que el TAZ sea tomado como un
ensayo -en el sentido también de “;intento”;-, una propuesta o una
fantasía poética. Pese al entusiasmo oratorio de mi lenguaje, no
pretendo elaborar ningún dogma político. De hecho, renuncio a definir el
TAZ: planeo alrededor del concepto, pasando de reflejos exploratorios.
Al final, el TAZ es prácticamente auto-explicativo. En el contexto del
mundo contemporáneo, podría ser entendido sin dificultad … entendido en
la acción.
Esperando la revolución
¿;Cómo
es que todo mundo puesto patas arriba siempre termina por enderezarse?
¿;Por qué siempre a toda revolución sigue una reacción, como una
temporada en el infierno?
La revuelta, o la forma latina
insurrección, son palabras que los historiadores utilizan para describir
las revoluciones fallidas -movimientos que no completan la curva
prevista, la trayectoria consensuada: revolución, reacción, traición,
fundación de un estado aún más fuerte y opresivo, la vuelta de la
tortilla y el retorno de la historia una y otra vez a su más alta forma:
el látigo en el rostro de la humanidad por siempre.
Al fallar en
el cumplimiento de la curva, la revuelta sugiere la posibilidad de un
movimiento que escapa y va más allá de la espiral hegeliana del
progreso, que secretamente no es sino un círculo vicioso. Surgo
-levantamiento, aparición. Insurgo -levantamiento, rebelión de uno
mismo. Una operación de comienzo, de toma de las riendas. Un adiós a la
maniatada parodia del círculo del karma, de la fútil revolución
histórica. La consigna “;¡revolución!”; se ha convertido de proclama en
veneno, un maligno hado pseudognóstico, una fantasmagoría en la que sin
importar cuánto luchemos quedamos siempre atrapados por el demonio de
Aión, el íncubo del estado, de un Estado tras otro, cada paraíso regido
por un ángel más maligno.
Si la Historia es Tiempo -como
pretende- entonces la revuelta es un momento que salta por encima del
Tiempo, que viola la “;ley”; de la Historia. Si el Estado es la Historia
-como pretende- entonces la insurrección es el momento prohibido, una
inolvidable denegación de la dialéctica -una sacudida polar que nos
expulsa de lo oscuro, una maniobra chamánica realizada desde un ángulo
imposible del universo.
La Historia pregona que la Revolución quiere
permanencia, o cuando menos duración, mientras que la revuelta es
temporal. En ese sentido una revuelta es como una experiencia límite, lo
contrario del estándar de la conciencia y experiencia ordinaria.
Como
la fiesta, la revuelta no puede ocurrir cada día -de otra forma no
sería extra-ordinaria. Pero tales momentos de intensidad dan forma y
sentido a la totalidad de una vida. El chamán retornará -no puedes
permanecer a tope siempre-, pero todo habrá cambiado, una diferencia se
ha instaurado.
Habrá quien objete que se trata de un consuelo
para desesperados. ¿Qué quedaría del sueño anarquista, del estado sin
estado, de la Comuna, de la zona autónoma duradera, de la sociedad
libre, de la cultura libre?¿;Vamos a abandonar toda esperanza por una
especie de existencialista acto gratuito? El punto, se objetará, no es
cambiar las conciencias, sino cambiar el mundo.
Acepto que esta
es una crítica honesta. Pero opongo pese a todo dos objeciones. Primera,
que ninguna revolución nos ha traído esos sueños. Su intuición aparece
en el momento de la revuelta -pero tan pronto como la revolución triunfa
y el Estado vuelve, los sueños e ideales están ya traicionados. No es
que renuncie a toda esperanza o deseo de cambio -sino que desconfío del
término revolución. Y segunda, que incluso aunque reemplacemos el
intento revolucionario por un concepto de insurrección que
espontáneamente atrae un florecimiento anarquista, nuestra particular
situación histórica no es propicia para reto tan enorme. Absolutamente
nada, sino un fútil martirio, resultaría de una colisión frontal con el
Estado terminal, el estado de la megacorporación, de la información, el
imperio del Espectáculo y la Simulación. Todas sus armas nos apuntan,
mientras nuestros ridículos dardos no encuentran nada contra lo que
disparar sino una histéresis, una rígida nada, un fantasma capaz de
absorber cada chispa en un ectoplasma informativo, una sociedad de la
capitulación regida por la imagen de la Pasma y el Ojo absorbente de la
pantalla televisiva.
Brevemente: no proponemos el TAZ como un fin
exclusivo en sí mismo, reemplazando todas las otras formas de
organización, tácticas y objetivos. Lo defendemos porque puede proveer
la clase de intensificación asociada con la revuelta sin conducir
necesariamente a su violencia y sacrificio. El TAZ es como una revuelta
que no se engancha con el Estado, una operación guerrillera que libera
un área -de tierra, de tiempo, de imaginación- y entonces se
autodisuelve para reconstruirse en cualquier otro lugar o tiempo, antes
de que el Estado pueda aplastarla. Puesto que el Estado tiene más que
ver con la Simulación que con la substancia, el TAZ puede ocupar estas
áreas clandestinamente y llevar adelante sus propósitos subversivos por
un tiempo en relativa paz. Puede que incluso algunos pequeños TAZs hayan
durado vidas enteras, y ello gracias a su capacidad de permanecer
ignorados, como pequeños enclaves rurales que nunca se han cruzado con
el Espectáculo, que nunca han aparecido fuera de la “;vida real”; que
resulta invisible a los agentes de la Simulación.
Babilonia toma
sus abstracciones por lo real; precisamente en ese margen de error se
constituye el TAZ. Ponerlo en marcha puede requerir tácticas de
violencia y defensa, pero su mayor fuerza reside en su invisibilidad -el
Estado no puede reconocerlo porque la Historia carece de definición
para él. Tan pronto como un TAZ es nombrado -representado y mediatizado-
debe desaparecer, desaparece de hecho, dejando tras de sí un vacío,
resurgiendo de nuevo en otro lugar, e invisible de nuevo en tanto
indefinible para los términos del Espectáculo. De esa manera el TAZ es
una táctica perfecta para una Era en que el estado es omnipotente y
omnipresente, pero también lleno de fisuras y grietas. Y en tanto el TAZ
es un microcosmo del “;sueño anarquista”; de una cultura libre no se me
ocurre pensar mejor táctica para trabajar por él experimentando a la
vez algún beneficio aquí y ahora.
En suma, el realismo nos impone
no sólo dejar de esperar “;la Revolución”;, sino incluso dejar de
desearla. Revuelta, en cambio. Revuelta sí, tan a menudo como sea
posible, e incluso asumiendo los riesgos de la violencia. Los espasmos
del Estado Simulador serán espectaculares, pero en la mayoría de los
casos la mejor y más radical táctica será rechazar entrar en el juego de
la violencia espectacular, retirarse del área del simulacro,
desaparecer.
El TAZ es un campamento de guerrilleros ontológicos:
golpean y corren. Mantén en movimiento a la tribu entera, aunque sólo
se trate de datos en el Web. El TAZ tiene que ser capaz de defensa: pero
tanto su ataque como su defensa deben, siempre que puedan, eludir la
violencia del Estado, que es una violencia sin sentido. El ataque se
hace contra estructuras de control, esencialmente contra las ideas; y la
defensa es la invisibilidad -un arte marcial- y la invulnerabilidad -un
arte oculto entre los marciales. La “;máquina de guerra nomádica”;
conquista antes de ser notada, y se desplaza antes de que el mapa pueda
ser reajustado. Por lo que concierne al futuro, sólo los autónomos
podrán planificar la autonomía, organizarla, crearla. Es una operación
que se autoinicia, fundacional. El primer paso tiene algo de satori: la
realización del TAZ comienza con el simple acto de su realización.
Psicotopología de la Vida Cotidiana
La
idea del TAZ surge en principio de una crítica de la de Revolución, en
favor de la de Insurrección. La primera etiqueta a la segunda como
fracaso, pero para nosotros la revuelta representa una posibilidad mucho
más interesante -desde la perspectiva de una psicología de la
liberación- que las revoluciones “;cumplidas”; de la burguesía, los
comunistas, los fascistas, …
La segunda fuerza generativa del TAZ
reside en el desarrollo histórico de lo que llamaría la “;clausura del
mapa”;. El último pedazo de Tierra sin reclamar por una u otra nación
fue engullido en 1899. El nuestro es el primer siglo sin terra
incognita, sin última frontera. La nacionalidad es el más alto principio
de gobierno mundial -ni un pedazo de roca en los mares del Sur es
tierra de nadie, ni un valle remoto, y ni siquiera la luna o los
planetas. Es la apoteosis del gangsterismo territorial. Ni un solo
centímetro cuadrado de tierra está liberado de vigilancia o impuestos …
en teoría.
El “;mapa”; es un sistema político abstracto de
coordenadas, un gigantesco fraude reforzado por la zanahoria
condicionadora del estado experto, hasta que al final para la mayoría de
nosotros el mapa deviene el territorio -no más la “;isla de la
tortuga”;, sino los USA. Y justamente porque el mapa es una abstracción,
no puede cubrir la tierra -con precisión 1:1. En el contexto de
complejidad fractal de la geografía actual, el mapa sólo puede abarcar
coordenadas dimensionales. Sin embargo inmensas extensiones plegadas
escapan al patrón mesurador. El mapa no es preciso, no puede ser
preciso.
Por ello -la Revolución está clausurada, pero la insurgencia
abierta. En nuestro tiempo no cabe sino concentrar nuestra fuerza en
“;poderes insurgentes”;, eludiendo todo entrampamiento en cualquier
“;solución permanente”;.
Y el mapa está clausurado -pero la zona
autónoma está abierta. Metafóricamente, se esconde plegada bajo las
dimensiones fractales invisibles para una cartografía de Control. Y aquí
es donde debemos introducir el concepto de psicotopología (y
psico-topografía), como una ciencia alternativa -a la vigilancia y
cartografiado del Estado y su “;imperialismo psíquico”;. Sólo una
psicotopografía puede trazar mapas a escala 1:1 de la realidad, porque
sólo la mente humana posee la complejidad suficiente como para
reproducir lo real. Y un mapa 1:1 no puede controlar su territorio -por
la sencilla razón de que es virtualmente idéntico a él. Sólo puede ser
usado para sugerir determinadas actuaciones. Buscamos en él “;espacios”;
-geográficos, sociales, culturales, imaginarios- con fuerza potencial
para florecer como “;zonas autónomas”; -y buscamos tiempos en los que
estos espacios se encuentren relativamente abiertos, bien por desinterés
del estado en ellos, bien porque hayan pasado desapercibidos a los
cartógrafos, o por la razón que sea. La psicotopología es el arte de la
prospección de nuevos TAZs potenciales.
Las clausuras de la
Revolución y el Mapa, sin embargo, no son sino las fuentes negativas del
TAZ; queda mucho por decir sobre su inspiración positiva. La reacción
por sí sola no proporciona sino la energía necesaria para que se
manifieste un TAZ. Pero una revuelta tiene también que hacerse para
algo.
1. En primer lugar,
podemos hablar de una antropología natural del TAZ. La familia nuclear
es la unidad base de las sociedades del consenso, pero no del TAZ
(”;Familias: ¡cómo las odio! Miserias del amor”; -Gide). La familia
nuclear, con sus “;miserias edípicas”;, parece ser un invento neolítico,
una respuesta a la “;revolución agrícola”; con la escasez y la
jerarquía impuestas. El modelo paleolítico era a la vez más primario y
radical: la banda. La típica banda nómada o seminómada de cazadores en
grupo reunía a unos 50 miembros. En las sociedades tribales mayores, la
estructura de bandas se completaba por los clanes de la tribu, o por
agrupamientos tales como sociedades secretas o iniciáticas, de caza o
guerra, de género, “;repúblicas infantiles”; etc. Si la familia nuclear
tiene su origen en la escasez -y se resuelve en miseria- la banda
resulta de la abundancia y es pródiga. La familia es cerrada, por lo
genético, por la posesión machista de la mujer y los niños, por la
jerárquica totalización de la sociedad agrícola/industrial. La banda en
cambio es abierta -no a todos, por supuesto, pero sí a todo el grupo de
los afines: los iniciados se comprometen por lazos de amor. La banda no
es parte de ninguna jerarquía superior, sino parte de un modelo
horizontal de relaciones, lazos de sangre extendidos, contratos y
alianzas, afinidades espirituales, etc. (La sociedad Indio-americana
conserva ciertos aspectos de esa estructura incluso ahora).
En
nuestra sociedad postespectacular del Simulacro, muchas fuerzas actúan
-incluso invisiblemente- para desfasar la familia nuclear, y traer de
vuelta la banda. Ciertas rupturas en la estructura del Trabajo tienen su
resonancia en la “;estabilidad”; arruinada de la unidad-hogar y la
unidad-familia. Las bandas de cada cual incluyen ahora amigos, esposas y
amantes, la gente se reúne en trabajos o seminarios, por grupos de
afinidad, en redes de intereses especializados o redes de correo, etc.
La familia nuclear se convierte cada vez más en una trampa, en un
desagüe cultural, en una secreta y neurótica implosión de átomos
estallados -y la contraestrategia obvia que inmediatamente emerge desde
el mismo inconsciente pasa por el redescubrimiento de la -a la vez más
arcaica y postindustrial- posibilidad de la banda.
2.
El TAZ como “;festividad”;. Stephen Pearl Andrews ofreció en una
ocasión, como imagen de una sociedad anarquista, la descripción de una
cena-fiesta, en la que toda estructura de autoridad quedaba disuelta en
la convivencia de la celebración. También podríamos invocar a Fourier y
su idea de la sensualidad como base del devenir social -”;tactilidad”; y
“;grastrosofía”; como himnos de respuesta a la denegación social de las
implicaciones del olfato y el gusto. Los antiguos conceptos del julibeo
y las fiestas saturnales se originaban en la convicción de que ciertos
eventos sucedían fuera del orden del “;tiempo profano”;, bajo la medida
del Estado y la Historia. Estas festividades literalmente ocupaban
vacíos en el calendario -eran intervalos intercalados. Durante la edad
Media cerca de una tercera parte del año era consagrado a festividades.
Es posible que las razones de la resistencia a la reforma de los
calendarios tuvieran menos que ver con los “;once días perdidos”; que
con la sospecha de que la ciencia imperial conspiraba para eliminar esos
vacíos en el calendario que acumulaban la libertad de las gentes -un
golpe de estado, un cartografiado de los años, un someter a medida al
tiempo mismo, convirtiendo el cosmos orgánico en un universo mecánico.
La muerte de lo festivo.
Los participantes en cualquier
insurrección invariablemente se entregan a su aspecto festivo, incluso
en medio de la lucha armada, el riesgo y el peligro. La revuelta es como
una saturnal arrancada -o forzada a desvanecerse- de su intervalo que
quedara libre para estallar en cualquier lugar o momento. Liberada de
tiempo y lugar, posee no obstante un olfato propio para el
desencadenarse de los acontecimientos, y una afinidad con el genius
loci; la ciencia de la psicotopología reconoce “;flujos de fuerza”; y
“;centros de poder”; -para utilizar metáforas ocultistas- en los que se
puede localizar espaciotemporalmente un TAZ, o al menos ayudar a definir
su relación con un momento y una localización.
El media nos
invita a “;venir a celebrar los grandes momentos de nuestra vida”;
mediante la unificación espúrea de la mercancía y el Espectáculo, el
famoso no-acontecimiento de la pura representación. En respuesta a esa
obscenidad tenemos, de un lado, el espectro del rechazo (descrito por
los situacionistas, John Zerzan, Bob Black y otros), y por otro la
emergencia de una cultura festiva distinta y aún oculta a los managers
de nuestro ocio. “;Luchar por el derecho a la fiesta”; es algo más que
una parodia de la lucha radical: es una manifestación de esa misma
lucha, adecuada a un tiempo que ofrece televisiones y teléfonos como
medios de “;contactar y tocar”; a otros seres humanos, como vías para
“;estar Ahí”;.
Pearl Andrews tenía razón: la fiesta nocturna es
ya “;la semilla de una nueva sociedad tomando forma en la cáscara de la
anterior”;. Las reuniones tribales de los 60, los cónclaves de
eco-saboteadores, la idílica Beltane de los neopaganos, las grandes
conferencias anarquistas, los círculos gays … Las fiestas de alquiler en
Harlem en los 20, los nightclubs, los banquetes, los grandes picnics
libertarios, debemos reconocer que todos ellos han sido ya “;zonas
liberadas”; de algún tipo, o por lo menos TAZs potenciales. Ya abierta a
sólo unos pocos amigos, como una fiesta-cena, ya a miles de
participantes, como un Be-In, la fiesta siempre es abierta porque no
está regulada, sometida a orden; puede estar planeada, pero a menos que
“;suceda”; por sí misma es un fracaso. El factor espontaneidad es
crucial.
La esencia de la fiesta: el cara a cara, el grupo de
humanos que pone en común sus esfuerzos para realizar sus deseos, se
trate de comida y bebida, baile, conversación o el arte de vivir; puede
que incluso para el placer erótico, o para crear obras de arte
colectivas, o para atraer el puro circular de la alegría. En síntesis,
la “;unión de los egoístas”; -en el sentido de Stirner- o acaso -en
términos ahora de Kropotkin- una base biológica que conduce a la ayuda
mutua. También aquí cabría mencionar la “;economía del derroche”;
bataillana y su teoría de la cultura potlach.
3.
Fundamental para dar forma a una realidad TAZ es el concepto de
nomadismo psíquico -o, como humorísticamente lo llamamos, un
“;cosmopolitanismo del desarraigo”;. Algunos aspectos de este fenómeno
han sido analizados por Deleuze y Guattari en “;La nomadología y la
máquina de guerra”;, por Lyotard en Deriva, y por diversos autores en el
número sobre el “;Oasis”; de la revista Semiotext(e). Utilizamos el
término “;nomadismo psíquico”; mejor que el de nomadismo urbano,
nomadología, deriva, etc., simplemente para aglutinar todos estos
conceptos en un único complejo difuso, para estudiarlo a la luz del
advenir del TAZ.
La “;muerte de dios”;, en muchos aspectos un
descentramiento global del proyecto europeo, abrió a una visión del
mundo multiperspectiva y postideológica capaz de moverse desarraigada
desde la filosofía al mito tribal, desde las ciencias naturales al
Taoismo -capaz de por primera vez percibir como a través de los ojos
múltiples de un insecto, cada faceta ofreciendo una visión separada de
un mundo completo.
Pero esta visión está sometida a la exigencia de
habitar una época en que la velocidad y el “;fetichismo de la
mercancía”; han creado una tiránica unidad falsa que tiende a difuminar
toda diversidad cultural e individual, de tal manera que “;cualquier
lugar vale tanto como cualquier otro”;. Esa paradoja crea nómadas,
viajeros psíquicos que se mueven por la curiosidad o el deseo,
aventureros de escasas lealtades -de hecho desleales al “;proyecto
europeo”;, que ha perdido todo charme y toda vitalidad-, no ligados a
ningún tiempo ni lugar y lanzados a la busca de diversidad y aventura.
Esa descripción abarca no sólo a los intelectuales y artistas de clase
X, sino también a los inmigrantes, los refugiados, los homeless, los
turistas, los religionarios de la cultura de la caravana, -y también a
la gente que viaja por la red, aunque nunca abandone su propia
habitación, (o a aquellos que, como Thoureau, han viajado mucho -en la
concordia); y finalmente incluye a todo el mundo, a todos nosotros,
viviendo con nuestros automóviles, nuestros teléfonos, nuestros viajes
de vacaciones, nuestras televisiones, nuestros libros y películas,
cambiando de trabajos, de estilos de vida, religiones, dietas etc., etc.
El
nomadismo psíquico como táctica, lo que metafóricamente Deleuze &
Guattari llamaron la máquina de guerra, transforma la paradoja de pasiva
en activa -e incluso violenta. Los últimos estertores de dios se han
prolongado durante tanto tiempo -en las formas del Capitalismo,
Comunismo y Fascismo, por ejemplo- que todavía queda mucha “;destrucción
creativa”; por hacer, para ser satisfecha por los comandos
post-bakunianos y post-nietzscheanos, o por los apaches -literalmente,
“;enemigos”;- del viejo Consenso. Estos nómadas practican la razzia, son
corsarios, virus. Necesitan y desean TAZs, campos de tiendas oscuras
bajo las estrellas del desierto, interzonas, fortificados oasis
escondidos en las rutas de las caravanas, pedazos liberados de jungla y
tierras baldías, áreas prohibidas, mercados negros y bazares
underground.
Estos nómadas guían sus movimientos por estrellas
extrañas, que pueden ser clusters luminosos de datos en el ciberespacio,
o quizás meras alucinaciones. Coloca un mapa de la tierra; sobre él
superpón un mapa de los cambios políticos; sobre él, otro de la red,
particularmente de la antired que enfatiza el flujo de información
clandestina -y finalmente, sobre todos ellos, el mapa 1:1 de la
imaginación creativa, de los valores, de la estética. Las coordenadas
resultantes cobrarán vida, animadas por gotas y olas de energía
inesperada, coágulos de luz, secretos túneles, sorpresas.
La red y la Web
El siguiente factor que contribuye a la formación de TAZs es tan vasto y ambiguo que necesita una sección por sí mismo.
Hemos
hablado hasta ahora de la red, que definiríamos como la totalidad de la
información y el flujo comunicativo. Algunos de estos flujos son
privilegiados, y limitados a alguna élite -lo que le da a la Red un
cierto aspecto jerárquico. Otros flujos permanecen en cambio abiertos a
todo el mundo -lo que en cambio le da a la red, a la vez, un cierto
carácter de horizontalidad no jerárquica. Los datos militares y de
Inteligencia son restringidos, como lo son los bancarios, los de
divisas, etc. En su mayor parte, en cambio, los datos telefónicos, el
sistema postal, los bancos de datos públicos, etc., son accesibles a
todos y cualquiera. De tal manera que dentro de la red ha empezado a
emerger una especie de secreta contra-red, que llamaremos el Web (como
si la red (3) fuese una red de pescador, mientras la Web fuese una
especie de tela de araña tejida en los intersticios y secciones rotas de
la red). Normalmente usaremos el término Web para referirnos a la
estructura horizontal, alternativa, del sistema de intercambio de
informaciones, a la red no jerárquica, y reservaremos el término antired
(4) para referirnos los usos clandestinos, ilegales y subversivos del
Web, incluyendo la actual piratería de datos y otras formas de sabotaje
de la propia red. La red, el Web y el antired son todos parte del mismo
modelo complejo y global, y se funden mutuamente entre sí en
innumerables puntos. No son términos que pretendan describir “;áreas”;
-sino sugerir tendencias, modos de uso.
(Disgresión: antes de que
se condene a la Web o la Antired por “;parasitismo”; -y por tanto por
no poder ejercer una fuerza auténticamente revolucionaria-, piénsese en
qué consiste la “;producción”; en la era del Simulacro. ¿Cuál o qué es
la “;clase trabajadora”;, productiva? Quizás haya que admitir que tales
términos han perdido su significado. De cualquier manera, las respuestas
a preguntas semejantes son tan complejas que el TAZ tiende a ignorarlas
por completo y se limita a tomar aquello que puede utilizar. “;La
cultura es nuestra naturaleza”; -y somos los mirlos ladrones, o los
cazadores grupales de la era de la Técnica).
Las formas actuales
de la Web inoficial son -habrá que suponer- todavía muy primitivas: la
red marginal de “;zines”;, las redes de BBS, la piratería de software,
el hacking, el phone-phreaking, algo de influencia en la prensa y la
radio -y prácticamente ninguna en ninguno de los otros grandes media:
nada de estaciones de televisión, ningún satélite, nada de fibra óptica o
cable, etc. No obstante, la red se presenta como un patrón de
relaciones cambiantes y en evolución entre sujetos (usuarios) y objetos
(datos). La naturaleza de esas relaciones ha sido exhaustivamente
explorada, de McLuhan a Virilio. Costaría páginas y páginas probar lo
que a estas alturas todo el mundo sabe. Y mejor que reescribir todo ello
de nuevo, me interesa preguntarme cómo este tipo de relaciones en
evolución hace posibles modos de implementación para el TAZ.
El
TAZ tiene localizaciones temporales -pero efectivas- en el tiempo y en
el espacio. Y también ha de tener una “;localización”; en el Web, y esa
localización es de distinto tipo, no efectiva sino virtual, no inmediata
pero sí instantánea. El Web no sólo proporciona soporte logístico para
el TAZ, ayuda a que aparezca. Hablando crudamente: puede decirse que el
TAZ existe tanto en el espacio de la información como en el “;mundo
real”;. El Web puede compactar grandes cantidades de tiempo -como hace
con los datos- en espacios infinitesimales. Ya hemos apuntado que, por
su carácter temporal, el TAZ debe necesariamente renunciar a las
dimensiones de la libertad que significan duración y una localización
más o menos fija. El Web ofrece una especie de sucedáneos de esas
ausencias -puede informar al TAZ, desde su mismo inicio, con enormes
cantidades concentradas de tiempo y espacio “;sutilizadas”; como datos.
En
este momento de evolución del Web, y considerando nuestras demandas de
sensualidad y encuentro directo, debemos considerar el Web en primer
lugar como un sistema de soporte, capaz de llevar información de un TAZ a
otro, de defenderlos, de convertirlos en invisibles o agresivos si la
situación lo requiere. Pero es más que eso: si el TAZ es un campo
nómada, el Web puede ofrecer la épica, las canciones, las genealogías y
las leyendas de la tribu; revela las rutas de las caravanas y las
ocasiones de asalto que alimentan la economía de la tribu; incluso
contiene muchos de los caminos que recorrerán, muchos de los sueños que
experimentarán como signos y portentos.
El Web no depende para su
existencia de la tecnología informática. El boca-a-boca, el correo, la
red marginal de fanzines, los árboles telefónicos y cosas de ese tipo ya
constituyen una Web de información. La clave no es el tipo o el nivel
de la tecnología implicada, sino la apertura y horizontalidad de su
estructura. En todo caso, el concepto de red implica el uso de
ordenadores. En toda la imaginería de la ciencia ficción, la Red de
ordenadores opera como condición del ciberespacio (como en Tron o
Neuromancer) y la pseudotelepatía de la realidad virtual. Como fan del
cyberpunk no puedo sino imaginar la hacker reality como algo con un
papel fundamental en la creación de TAZs. Como Gibson y Sterling, asumo
que la red oficial nunca conseguirá clausurar la Web o la antired -la
piratería de datos, las transmisiones no autorizadas y el libre flujo de
la información nunca podrá ser detenido. De hecho, y tal y como yo la
entiendo, la teoría del caos establece justamente que ningún sistema de
control universal es posible.
De cualquier forma, y dejando al
margen cualquier especulación futurística, debemos afrontar una cuestión
crucial en relación al Web y la tecnología que implica. El TAZ persigue
por encima de todo eliminar la mediación, experimentar la existencia
como inmediatez. La misma esencia de su acontecer es el contacto directo
-”;pecho con pecho”;, como dirían los sufíes, o cara a cara. En cambio,
la esencia del Web es mediación. Las máquinas son aquí nuestros
embajadores -la carne se convierte en irrelevante excepto como terminal,
con todas las siniestras connotaciones del término.
Puede que el
TAZ encuentre su espacio propio justamente liándose a la cabeza la
manta de dos aparentemente contradictorias actitudes en relación al
hi-tech y su apoteosis, la red: una, la que podemos considerar
característica del Quinto Estado -la posición Neopaleolítica Post-situ
ultraverde, que se construye como un argumento lúdico contra la
mediación y la red; y, dos, la de los utopistas cyberpunk,
futurolibertarios, reality hackers y sus aliados, que contemplan la red
como un paso adelante en la evolución y asumen que cualquier posible
efecto negativo de su mediación puede ser superado -al menos una vez
hayamos liberado los medios de producción.
El TAZ coincide con
los hackers porque puede advenir precisamente, en parte, a través de la
red, incluso a través de la mediación de la red. Pero también coincide
con los verdes porque defiende una intensa autoconsciencia de uno mismo
como cuerpo y siente repulsión sólo por la cybergnosis en cuanto intento
de trascender el cuerpo mediante la simulación. El TAZ tiende a
contemplar la dicotomía “;técnica/antitécnica”; como una dicotomía
falaz, como la mayoría de las dicotomías, en la que opuestos aparentes
son en realidad falsificaciones o incluso alucinaciones provocadas por
la semántica. Dicho de otra forma: el TAZ quiere existir en este mundo,
no en la idea de otro mundo, algún mundo visionario nacido de alguna
falsa totalización -todo verde o todo metálico- que no puede ser sino
pura fantasía vacía -o como diría Alicia, mermelada ayer o mermelada
mañana, pero nunca mermelada hoy.
El TAZ es utopista en el
sentido de que defiende una intensificación de la vida diaria o, como
los surrealistas habrían dicho, la irrupción de la magia en la vida
cotidiana. Pero no puede ser utópico en el sentido efectivo del término,
de “;no lugar”;, el lugar sin lugar. El TAZ es y está siempre en algún
sitio. Se sitúa en una intersección de fuerzas, como una especie de
centro de fuerza pagano en la confluencia de misteriosas líneas
cósmicas, reconocibles al adepto en aparentemente invisibles fragmentos
de tierra, paisaje, flujos de aire, agua o animales. Pero ahora las
líneas no están todas trazadas en el espacio-tiempo. Algunas existen
sólo en el Web, incluso aunque se entrecrucen con tiempos y lugares
reales. Puede que algunas de estas líneas sean no-ordinarias, en el
sentido de que no hay convención que pueda calificarlas. Son líneas que
podrían ser estudiadas mejor a la luz de la teoría del caos que a las de
la sociología, la estadística o la economía. Los patrones de fuerza que
hacen brotar un TAZ tienen algo que ver con aquellos “;atractores
extraños”; que aparecen, por así decir, entre las dimensiones.
Por su
naturaleza, el TAZ se apropia de cualquier medio que le permita
realizarse: puede venir a la vida lo mismo en una caverna que en una
ciudad espacial. Por encima de todo, existirá, ahora, tan pronto como
sea posible, dondequiera pueda, sin tener en cuenta ninguna ideología ni
anti-ideología. Usará el ordenador, porque el ordenador existe, pero
también utilizará múltiples poderes tan apartados de la alienación y el
simulacro que lograrán asegurar un cierto paleolitismo psíquico para el
TAZ, un espíritu primordial-chamánico que infectará la propia red -ese
es el significado del cyberpunk, como yo lo entiendo. En tanto el TAZ es
intensificación, derroche, exceso, potlach, vida consumida en vivir en
vez de en sobrevivir (ese lamentable bienestar de los 80), no podrá ser
definido ni por lo técnico ni por lo antitécnico. Se contradice a sí
mismo sin dudarlo, porque se quiere a cualquier coste y sin perseguir
ninguna perfección -que supondría su inmovilidad final.
En la
serie de Mandelbrot y su realización gráfica por ordenador observamos
-en un universo fractal- mapas contenidos y de hecho escondidos dentro
de otros mapas dentro de otros mapas …, hasta el límite de la propia
capacidad del ordenador. ¿Para qué sirve todo ello, este mapa que en
cierto sentido comporta una relación 1:1 con una dimensión fractal? ¿Qué
podemos hacer con él, aparte de admirar su elegancia psicodélica?
Si
imagináramos un mapa de la información -una proyección cartográfica de
la totalidad de la red- tendríamos que incluir en él los agentes del
caos, que han comenzado a aparecer, por ejemplo, en las operaciones de
procesamientos complejos en paralelo, en las telecomunicaciones, en las
transferencias de dinero electrónico, virus, pirateo guerrillero, etc.
Cada
una de estas áreas de caos podrían ser representadas en topografías
similares a la serie de Mandelbrot, como penínsulas inscritas o
escondidas en el mapa -a punto de desaparecer. Esta “;escritura”; -que
en parte permanece escondida, y en parte se desvanece- representa el
proceso mismo en el que la red está inmerso, incompletable en su propia
representación, en última instancia incontrolable. En otras palabras, la
serie Mandelbrot, o algo parecido a ella, puede demostrarse útil para
representar la emergencia de una antired como proceso de caos, una
“;evolución creativa”; en palabras de Prigogine. Si no como otra cosa,
la serie Mandelbrot sirve como metáfora para cartografiar el interfaz
del TAZ con la red en términos de desaparición de información. Cada
“;catástrofe”; en la red es un nudo de fuerza para el Web, para la
antired. La red se verá dañada por el caos, pero al contrario el Web se
expandirá en él.
Ya mediante el simple pirateo de datos, ya
mediante desarrollos más complejos de su actual manejo del caos, el
pirata web -los cibernautas del TAZ- encontrará sistemas para sacar
ventajas de las perturbaciones, problemas y caídas de la red (maneras de
producir información desde la “;entropía”;). Como un bricoleur, como un
escarbador de escoria informática, como un contrabandista o un difusor
de correo negro, incluso quizás como un ciberterrorista, el hacker TAZ
trabajará a favor de la evolución de conexiones fractales clandestinas.
Estas conexiones, y la información diferente que fluye en ellas, formará
poderosos dispositivos de salida capaces de albergar el nacimiento de
un TAZ -como si alguien robara electricidad de los monopolios
energéticos para iluminar una casa de okupas.
De esa forma el Web
-con el fin de producir situaciones que conduzcan al TAZ- parasitará la
red; pero también cabe concebir que la estrategia tiene por objetivo
construir una red autónoma y alternativa, “;libre”; y no parasitaria,
que pueda servir como base para “;una sociedad naciente de la cáscara de
la anterior”;. La antired y el TAZ pueden ser considerados en la
práctica objetivos en sí mismos -pero también teoréticamente pueden ser
considerados formas de lucha por una realidad diferente.
Dicho
todo ello, todavía debemos admitir algunas quejas contra los
ordenadores, considerar algunas preguntas no contestadas, especialmente
acerca del ordenador personal.
La historia de las redes de
ordenadores, BBSs y varios otros experimentos de “;electro-democracia”;
han sido un gran hobby para muchos. Muchos anarquistas y libertarios
declaran gran fe en el PC como arma de liberación y autoliberación -pero
en realidad no es visible su ventaja, no hay logros, no hay ningún
grado palpable de libertad conquistada gracias a él.
Tengo muy
poco interés en esas hipotéticamente emergentes clases de autoempleados
en el procesamiento de datos que muy pronto serán capaces de administrar
una gran industria rural o una fabrica de comida rápida trabajando para
varias corporaciones y burocracias. No hace falta mucha lucidez para
sospechar que esta clase desarrollará su propia subclase -una especie de
yupp-proletariado: amas de casa, por ejemplo, capaces de traer a casa
un segundo sueldo convirtiendo sus casas en una especie de
electro-tiendas, pequeñas tiranías-obreras en las que el “;jefe”; es una
red de ordenadores.
Tampoco me impresiona el tipo de servicios e
informaciones que ofrecen las actuales redes “;radicales”;. En algunos
lugares -se dice- existe información económica. Puede que sí, pero la
mayoría de la información que circula en las BBSs “;alternativas”;
consiste sobre todo en chismes y “;chateo”;. ¿;Es eso una “;economía”;?
De acuerdo: los PCs han creado una nueva revolución impresora. De
acuerdo también en que las redes marginales están evolucionando. Y de
acuerdo en que ahora puedo por ejemplo mantener seis conversaciones
telefónicas a la vez. ¿Pero qué cambia todo eso de mi vida cotidiana?
La
verdad, todavía hay grandes cantidades de información que pueden
enriquecer mi percepción, en libros, televisión, teatro, teléfonos, el
servicio postal, los estados alterados de conciencia, etc. ¿De veras
necesito un PC para tener más de todo eso? ¿Es que acaso se me ofrece
información secreta? Bueno, puede que me sienta tentado -pero todavía
reclamo secretos maravillosos, no simplemente números telefónicos que no
aparecen en las guías de políticos y policías. Más que nada, me
gustaría que los ordenadores me ofrecieran información sobre bienes
reales -las “;cosas buenas de la vida”;, como las definía el preámbulo
de la IWW. Y aquí, y en tanto acuso a los hackers y usuarios de BBS de
no irradiar sino vaguedades intelectuales, me veo obligado a descender
de las nubes barrocas de la Teoría y la Crítica y explicar con precisión
lo que quiero decir cuando hablo de “;bienes reales”;.
Digamos
que por razones a la vez políticas y personales deseo comida buena,
mejor de la que puedo obtener del capitalismo -comida no polucionada,
bendecida con sabores y olores naturales. Para hacer la cosa más
complicada, imagínense que la comida que me apetece es ilegal: leche
natural, por ejemplo, o el exquisito mamey cubano, que no se puede
importar a los USA porque -se supone- su semilla es alucinógena. No soy
granjero. Imaginemos que soy un importador de raros perfumes y
afrodisíacos, y compliquemos de nuevo el juego suponiendo que parte de
mi stock es también ilegal. O que por ejemplo quiero ofrecer mis
servicios de procesamiento de textos para rizomas orgánicos, pero no
quiero comunicar mi trabajo a Hacienda (a lo que obliga la ley, se crea o
no). O imagínese que me apetece contactar a otros humanos para realizar
con ellos actos de mutuo placer consensuados aunque no legales -algo
que evidentemente se ha intentado, pero ahora todas las BBSs de sexo
duro han sido desmanteladas, y qué sentido tienen las actuales redes
underground, carentes de suficiente seguridad. En definitiva, asúmase
que me alimento simplemente de información, el fantasma de la máquina.
De acuerdo con los apólogos, los ordenadores podrían ser capaces de
facilitar la satisfacción de todos mis deseos de comida, drogas, sexo,
evasión de impuestos ,… Entonces, ¿qué ocurre? ¿Por qué todo ello no
está ocurriendo?
El TAZ ha acontecido, está aconteciendo y
seguirá aconteciendo con o sin ordenadores. Pero para que el TAZ alcance
todo su potencial, tiene que tratarse menos de un proceso de combustión
espontánea que de un tema de “;islas en la red”;. La red, o mejor la
antired, asume el compromiso de un aspecto integral del TAZ, un
sumatorio que aumentará exponencialmente su potencial, produciendo un
“;salto cuántico”; -extraño que esa expresión haya pasado a significar
un “;gran salto”;- en complejidad y significancia. El TAZ tiene que
empezar a existir en un mundo de espacio puro, el mundo de los sentidos.
Liminar, incluso evanescente, el TAZ debe combinar información y deseo
para completar su aventura -su acontecimiento-, para habitar su propio
límite, para saturarse en su propio existir.
Quizás la escuela
neo-paleolítica tiene razón cuando defiende que toda forma de alienación
y mediación debe ser destruida o abandonada antes de que nuestros
objetivos puedan realizarse -o quizás la verdadera anarquía sólo pueda
realizarse en el espacio exterior, como defienden algunos libertarios
futurísticos. Pero el TAZ no tiene realmente que ver con lo que “;fue”; o
“;será”;. Sino con resultados, con ataques efectivos y realidad
consensuada, rupturas hacia una vida más intensa y abundante. Si el
ordenador no sirve para ello, entonces no prosperará. Mi intuición sin
embargo es que la antired se está constituyendo, e incluso que quizás en
efecto existe ya -pero no puedo demostrarlo. Toda mi teoría del TAZ se
basa en parte en esta intuición. Por supuesto que el Web es más amplia
que la mera red de ordenadores, e incluye por ejemplo al samizdat o el
mercado negro. Pero el gran potencial de una red de información no
jerárquica, lógicamente, reposa en el ordenador como herramienta por
excelencia. Ahora, queda esperar que el trabajo de los hackers demuestre
que estoy en lo cierto. ¿;Dónde están mis rizomas?
Nos vamos a Croatan
No
tenemos deseo alguno de definir la TAZ o de elaborar dogmas acerca de
cómo debe ser creada. Nuestro argumento es más bien que ha sido creada,
que será creada, y que está siendo creada. Por tanto resultaría más
valioso e interesante observar algunas TAZs pasadas y presentes, y
especular sobre manifestaciones futuras; evocando unos pocos prototipos
podemos calibrar el alcance potencial del complejo, e incluso quizás
atisbar un “arquetipo”. Más que intentar cualquier forma de
enciclopedismo adoptaremos una técnica de tiro disperso, un mosaico de
retazos, comenzando algo arbitrariamente con los siglos XVI-XVII y el
asentamiento en el Nuevo Mundo. La apertura del “Nuevo” Mundo fue
concebida desde un primer momento como una operación ocultista. El mago
John Dee, consejero espiritual de Isabel I, parece haber inventado el
concepto de “imperialismo mágico” e infectado a una generación entera
con él. Halkyut y Raleigh cayeron bajo su embrujo, y Raleigh utilizó sus
conexiones en la “Escuela de la Noche”, una cábala de eruditos
progresistas, aristócratas y adeptos, creada para avanzar las causas de
la exploración, la colonización y la cartografía. La tempestad(5) fue
una pieza de propaganda de la nueva ideología, y la colonia de Roanoke
su primer experimento de laboratorio.
La visión alquímica del
Nuevo Mundo lo asociaba con la materia prima o hyle, el “estado de
naturaleza”(6), la inocencia y la potencialidad (”Virginia”), un caos
embrionario que el adepto transmutaría en “oro”, es decir, en perfección
espiritual al igual que en abundancia material.
Pero esta visión
alquímica está también informada en parte por una fascinación efectiva
por el rudimento, una furtiva simpatía por él, un sentimiento de
añoranza por su forma informe que toma como foco el símbolo del “Indio”:
el “Hombre” en estado natural, incorrupto por el “gobierno”. Caliban,
el salvaje, está alojado como un virus en la misma maquinaria del
imperialismo ocultista; los animales/humanos del bosque están investidos
desde un principio con el poder mágico de lo marginal, lo excluido y lo
desterrado. Por un lado Caliban es feo, y la naturaleza una “inmensidad
aullante”; por otro, Caliban es noble y soberano, y la naturaleza un
Edén. Este desdoblamiento en la conciencia europea precede a la
dicotomía romanticismo/clasicismo; se encuentra enraizado en la Alta
Magia del Renacimiento. El descubrimiento de América (El Dorado, la
Fuente de la Juventud) lo cristalizó; y precipitó sus esquemas efectivos
para la colonización.
En el colegio nos enseñaron que los
primeros asentamientos en Roanoke no fructificaron; los colonos
desaparecieron, dejando sólo tras sí el críptico mensaje “nos vamos a
Croatan”. Informes posteriores acerca de “indios de ojos grises” fueron
desacreditados como leyenda. Lo que realmente ocurrió, según el libro de
texto, fue que los indios masacraron a los indefensos colonos. Sin
embargo “Croatan” no era una especie de El Dorado; era el nombre de una
tribu vecina de indios amistosos. Aparentemente el asentamiento fue
simplemente trasladado de la costa a los pantanos de Great Dismal y
absorbido por la tribu. Así que los indios de ojos grises eran reales;
aún están allí, y aún se llaman a sí mismos Croatans.
Por tanto,
la primera colonia del Nuevo Mundo decidió escindir su contrato con
Prospero (Dee/Raleigh/el imperio) y pasarse a los salvajes con Caliban.
Se descolgaron. Se convirtieron en “indios”, se hicieron “nativos”,
optaron por el caos sobre las roñosas miserias de la servidumbre a
plutócratas e intelectuales de Londres.
Tal como América vino a
existir donde una vez estuvo la “Isla Tortuga”, así Croatan permaneció
embebida en su psique colectiva. Más allá de la frontera, el estado de
naturaleza (es decir, el no Estado) aún prevalecía; y en la conciencia
de los colonos la opción silvestre siempre acechó, la tentación de
abandonar la iglesia, el trabajo agrícola, la alfabetización, los
impuestos -todas las cargas de la civilización- e “irse a Croatan” de
una forma u otra. Además, mientras la revolución en Inglaterra era
traicionada, primero por Cromwell y luego por la Restauración, olas de
radicales protestantes escaparon o fueron transportadas al Nuevo Mundo
(que se había convertido ahora en una prisión, un sitio de exilio).
Antinomianos, Familistas, Cuáqueros vagabundos, Niveladores(7),
Cavadores(8) y Ranters se veían ahora expuestos a la sombra oscura de lo
indómito, y corrieron a abrazarla.
Anne Hutchinson y sus amigos
son sólo los más conocidos (es decir, los más aristócratas) de los
Antinomianos -habiendo tenido la mala suerte de haber sido atrapados en
la política de la colonia de Bahía- pero un ala mucho más radical del
movimiento existía claramente. Los incidentes que Hawthorne relata en
The Maypole of Merry Mount son enteramente históricos; aparentemente los
extremistas habían decidido renunciar de plano al cristianismo y
retornar al paganismo. Si hubieran prevalecido uniéndose a sus aliados
indios el resultado podría haber sido una religión sincrética
antinómica/celta/algonquina, una especie de santería en la Norteamérica
del siglo XVII.
Los sectarios fueron capaces de prosperar más
bajo las administraciones disolutas y corruptas del Caribe, donde los
intereses enfrentados de los europeos habían dejado muchas islas
desiertas, o incluso por reclamar. Barbados y Jamaica en particular
deben haber sido colonizadas por muchos extremistas, y cree que las
influencias Niveladoras y Ranter contribuyeron a la “utopia” bucanera de
Tortuga. Por primera vez aquí, gracias a Exquemelin(9), podemos
estudiar una próspera proto-TAZ del Nuevo Mundo en cierta profundidad.
Huyendo de los siniestros “beneficios” del imperialismo tales como la
esclavitud, el servilismo, el racismo y la intolerancia, de las torturas
de la expropiación y la muerte en vida de las plantaciones, los
bucaneros adoptaron formas indias, se emparejaron con los caribeños,
aceptaron a negros e hispanos como iguales, rechazaron toda
nacionalidad, eligieron a sus capitanes democráticamente, y volvieron al
“estado de naturaleza”. Declarándose a sí mismos “en guerra con todo el
mundo”, largaron velas para saquear bajo contratos mutuos denominados
“Artículos”, tan igualitarios que cada miembro recibía una participación
completa del botín y el capitán normalmente sólo 1 o 1 1/4. Los azotes y
castigos estaban prohibidos; las peleas se resolvían por votación o por
la ley de duelo.
Es simplemente un error calificar a los piratas
de meros salteadores marítimos o incluso de proto-capitalistas, como
ciertos historiadores han hecho. En un sentido eran “bandidos sociales”,
a pesar de que sus comunidades de base no eran sociedades agrícolas
tradicionales sino “utopías” creadas casi ex nihilo en terra incognita,
enclaves de libertad total que ocupaban espacios vacíos en el mapa.
Después de la caída de Tortuga, el ideal bucanero permaneció vivo a lo
largo de la “edad de oro” de la piratería (hacia 1660-1790), y resultó
en asentamientos terrestres en Belize, por ejemplo, fundada por
bucaneros. Más tarde, mientras la escena derivaba hacia Madagascar -una
isla aún no reclamada por ninguna potencia imperial y gobernada sólo por
un rompecabezas de reyes (jefes) nativos deseosos de aliados piratas-
la utopia pirata alcanzó su expresión más alla.
El recuento que
hace Defoe del capitán Mission y la fundación de Libertaria puede ser,
como defienden algunos historiadores, una mistificación literaria creada
como propaganda de la teoría radical whig(10); pero estaba contenido en
The General History of the Pyrates (1724-28), la mayoría de la cual aún
se acepta como fidedigna y rigurosa. Además la historia del capitán
Mission no fue criticada cuando el libro apareció y muchas viejas
tripulaciones malgaches aún sobrevivían. Ellos parecen haberlo creído,
sin duda porque habían conocido enclaves piratas muy parecidos a
Libertaria. Una vez más, esclavos rescatados, nativos e incluso enemigos
tradicionales como los portugueses fueron todos invitados a unirse como
iguales. (Liberar barcos de esclavos era una ocupación principal). La
tierra se poseía en común, con representantes elegidos por temporadas
cortas, el botín era compartido; las doctrinas de la libertad se
predicaban de manera mucho más radical de lo que dictaba el sentido
común.
Libertaria esperaba perdurar, y Mission murió en su
defensa. Pero la mayoría de utopías piratas pretendían ser temporales;
de hecho las verdaderas “repúblicas” de los corsarios eran sus barcos,
que navegaban bajo los artículos. Normalmente los enclaves en la orilla
no tenían ley en absoluto. El último ejemplo clásico, Nassau en las
Bahamas, un asentamiento de tiendas y cobertizos en el frente de playa
entregado al vino, a las mujeres (y probablemente también a los
muchachos, a juzgar por el libro Sodomy and Piracy de Birge), a las
canciones (los piratas eran unos devotos a ultranza de la música y
solían contratar bandas por singladuras enteras), y al exceso
incontinente, se desvaneció de la noche a la mañana cuando la flota
británica apareció en la bahía. Barbanegra y “Calicó Jack” Rackham y su
tripulación de mujeres piratas se trasladaron a orillas más salvajes y
destinos menos placenteros, mientras otros aceptaron humildemente el
perdón y se reformaron. Pero la tradición bucanera perduró, en
Madagascar donde los hijos de sangre mixta de los piratas empezaron a
forjar reinos propios, y en el Caribe, donde esclavos fugados al igual
que grupos mixtos negro/blanco/rojo fueron capaces de prosperar en las
montañas tierra adentro como maroons. La comunidad maroon de Jamaica aún
retenía un grado de autonomía y muchas de sus viejas costumbres cuando
Zora Neale Hurston visitó aquello en los años veinte (ver Tell My
Horse). Los maroons de Suriname todavía practican el “paganismo”
africano.
A través del siglo XVIII, Norteamérica también produjo
cierta cantidad de “comunidades tri-raciales aisladas”. (Este término de
resonancias clínicas fue inventado por el movimiento eugenésico, que
produjo los primeros estudios científicos de estas comunidades.
Desafortunadamente la “ciencia” sólo servía de excusa al odio por los
“Mestizos” y los pobres, y la solución del problema era normalmente la
esterilización forzosa). El núcleo invariablemente consistía en esclavos
y siervos fugitivos, “criminales” (es decir, los muy pobres),
“prostitutas” (es decir, mujeres blancas que se casaban con hombres no
blancos), y los miembros de diversas tribus nativas.
En algunos
casos, como el de los Seminolas o los Cherokees, la estructura ancestral
de la tribu permitía asimilar a los recién llegados; en otros casos,
nuevas tribus se formaban. Así tenemos a los maroons del pantano Great
Dismal, que subsistieron a lo largo de los siglos XVIII y XIX, adoptando
a esclavos fugitivos, funcionando como estación de paso del Tren
Subterráneo(11), y sirviendo como centro religioso e ideológico para las
rebeliones de esclavos.
La religión era el vudú, una mezcla de
elementos nativos y cristianos, y de acuerdo al historiador H. Leaming
Bey, a los ancianos de esta fe y a los líderes de los maroons del Great
Dismal se los conocía como el “Alto Lucero de los Siete Dedos”.
Los
Ramapaughs del norte de Nueva Jersey (mal llamados los “Blancos de
Jackson”) presentan otra genealogía romántica y arquetípica: esclavos
liberados por los desertores holandeses, diversos clanes algonquinos y
de Delaware, las “prostitutas” de costumbre, los “Hesienses” (término
para designar a mercenarios británicos perdidos, realistas descolgados,
etc.), y bandas locales de bandidos sociales como la de Claudias Smith.
Algunos
de los grupos reclaman un origen afroislámico, como en el caso de los
Moros de Delaware y los Ben Ishmaels, que emigraron de Kentucky a Ohio a
mediados del XVIII. Los Ishmaels practicaban la poligamia, nunca bebían
alcohol, vivían como juglares, se emparejaban con indios y adoptaban
sus costumbres, y eran tan devotos del nomadismo que construían sus
casas sobre ruedas. Su migración anual triangulaba entre pueblos
fronterizos con nombres como La Meca y Medina. A finales del XIX algunos
de ellos abrazaron ideales anarquistas, y fueron el blanco de los
eugenesistas para un pogrom particularmente cruel de “salvación por la
exterminación”. Algunas de las primeras leyes eugenésicas fueron
aprobadas en su honor. Como tribu desaparecieron en los años veinte, por
más que seguramente engordaran las filas de tempranas sectas “islámicas
negras” como el Templo de la Ciencia Morisca.
Yo mismo crecí con
leyendas de los “Kallikaks” en los cercanos Pine Barrens de Nueva
Jersey (y por supuesto con Lovecraft, un rábido fascista fascinado por
las comunidades aisladas). Las leyendas resultaron ser recuerdos
folklóricos de las calumnias de los eugenesistas, cuyo cuartel general
se encontraba en Vineland, Nueva Jersey, y quienes acometieron las
“reformas” de costumbre contra la “miscegenación” y la “debilidad
mental” en los Barrens (intuyendo la publicación de fotografías de los
Kallikaks, cruda y obviamente retocadas para hacerlos parecer monstruos
de la incuria).
Las “comunidades aisladas” -al menos, aquellas
que han retenido su identidad entrado el siglo XX- rechazan
consistentemente la absorción por parte de la cultura mayoritaria o de
la “subcultura” negra en la que los sociólogos modernos prefieren
categorizarlas. En los setenta, inspirados por el renacimiento nativo
americano, unos cuantos grupos -incluyendo a los Moros y a los
Ramapaughs- solicitaron al Departamento de Asuntos Indios el
reconocimiento como tribus Indias. Aun cuando recibieron el apoyo de los
activistas nativos no se les concedió estatus oficial. Si, después de
todo, lo hubieran conseguido, podrían haber sentado un peligroso
precedente para grupos de descolgados de toda índole, desde “peyoteros
blancos” y hippies a nacionalistas negros, arios, anarquistas y
libertarios; ¡;una “reserva” para cada uno! El “Proyecto Europeo” no
puede reconocer la existencia del salvaje; el caos verde es todavía una
amenaza excesiva para el sueño imperial de orden.
Esencialmente
los Moros y los Ramapaughs rechazaban la explicación “diacrónica” o
histórica de sus orígenes en favor de una autoidentidad “sincrónica”
basada en el “mito” de adopción india. O por ponerlo de otra forma, se
llamaban a sí mismos indios . Si cualquiera que deseara “ser un indio”
pudiera conseguirlo por un acto de autoproclamación, imagínate qué éxodo
a Croatan tendría lugar. Esa ancestral sombra oculta todavía cautiva
los vestigios de nuestros bosques (los que, a propósito, se han
extendido grandemente en el nordeste desde los siglos XVIII-XIX con el
retorno de vastos terrenos de tierra de cultivo a la espesura). Thoreau
en el lecho de muerte soñó con la vuelta de “indios… bosques…”: la
vuelta de lo reprimido.
Los Moros y los Ramapaughs tienen por
supuesto buenas razones materiales para definirse a sí mismos como
indios -después de todo, tienen antepasados indios- pero si consideramos
su autoproclamación en términos “míticos” al igual que históricos
ahondaremos en aspectos de mayor relevancia en nuestra búsqueda de la
TAZ. Dentro de las sociedades tribales existe lo que ciertos
antropólogos han denominado mannenbunden: sociedades totémicas
entregadas a una identidad con la “naturaleza” en el acto de
transmutarse, de convertirse en el animal tótem (hombres lobo, chamanes
jaguar, hombres leopardo, brujas gato, etc.) En el contexto de una
sociedad colonial entera (como Taussig señala en Chamanism Colonialism
and the Wild Man) el poder de transmutación se percibe como inherente a
la cultura nativa en su totalidad; así el sector más reprimido de la
sociedad adquiere un poder paradójico a través del mito de su
conocimiento oculto, que es temido y deseado por el colono. Por supuesto
los nativos poseen realmente cierto conocimiento oculto; pero en
respuesta a la percepción imperial de la cultura nativa como una especie
de “selva espiritual”, los nativos tienden a verse a si mismos cada vez
más conscientemente dentro de ese papel. Incluso al ser marginados, el
margen adquiere el aura de lo mágico. Antes del hombre blanco,
simplemente eran tribus de gente; ahora, son los “guardianes de la
naturaleza”, los habitantes del “estado de naturaleza”. Finalmente el
propio colono es seducido por este “mito”. En cuanto un americano quiere
descolgarse o volver a la naturaleza, invariablemente “se convierte en
indio”. Los demócratas radicales de Massachusetts (herederos
espirituales de los protestantes radicales) que organizaron el Tea
Party(12), creyeron literalmente que podían abolir los gobiernos (¡”
región de Berkshire entera se autoproclamó en “estado de naturaleza”!)
disfrazados de Mohawks. Por tanto los colonos, quienes de pronto se
vieron marginados en el propio terruño, adoptaron el papel de nativos
marginados, buscando con ello participar (en un sentido) de su poder
oculto, de su fulgor mítico. De los montañeses a los boy scouts, el
sueño de “convertirse en indio” fluye bajo una plétora de rastros en la
historia, cultura y conciencia norteamericanas.
El imaginario
sexual conectado a los grupos “tri-raciales” también conlleva esta
hipótesis. Por supuesto los “nativos” son siempre inmorales, pero los
renegados y descolgados raciales han de ser ya absolutamente
poliperversos. Los bucaneros eran unos pervertidos, los maroons y
montañeses unos miscegenistas, los “Jukes” y “Kallikaks” se abandonaban a
la fornicación y el incesto (lo que llevaba a mutaciones como la
polidactilidad), los niños corrían por ahí desnudos y se masturbaban
abiertamente, etc. Revertir a un “estado de naturaleza” paradójicamente
parece permitir la práctica de todo acto antinatural; o así lo parecería
si creyéramos a puritanos y eugenesistas. Y dado que mucha gente en las
sociedades racistas moralistas reprimidas desean secretamente practicar
estos mismos actos licenciosos, los proyectan fuera hacia los
marginados, y así se persuaden de que ellos mismos permanecen
civilizados y puros. Y de hecho algunas comunidades marginales realmente
rechazan la moralidad consensuada -;los piratas sin duda lo hicieron!- y
no hay duda de que efectivamente satisfacen algunos de los deseos
reprimidos de la civilización. (¿No harías tú lo mismo?) Volverse
salvaje es siempre un acto erótico, un acto de desnudez.
Antes de
dejar el tema de los “tri-raciales aislados”, me gustaría rememorar el
entusiasmo de Nietzsche por la “mezcla de razas”. Impresionado por el
vigor y belleza de las culturas híbridas, propuso la miscegenación no
sólo como una solución al problema racial sino también como el
fundamento de una nueva humanidad libre del chauvinismo étnico y
nacional; una premonición de “nómada psíquico” quizás. El sueño de
Nietzsche aún parece tan remoto ahora como le pareció a él entonces. El
chauvinismo aun campa por sus respetos. Las culturas mixtas permanecen
sumergidas. Pero las zonas autónomas de bucaneros y maroons, Moros e
Ishmaels, Ramapaughs y “Kallikaks” permanecen, O sus historias
permanecen, como indicaciones de lo que Nietzsche podría haber llamado
la “voluntad de poder como desaparición”. Tenemos que volver a este
tema.
La música como principio organizativo
Entretanto volvemos, en cualquier caso, a la historia del anarquismo clásico a luz del concepto de la TAZ.
Antes
del “cierre del mapa”, una gran cantidad de energía antiautoritaria se
dirigió hacia comunas “escapistas” como Tiempos Modernos, los diversos
falansterios, y demás. Curiosamente, algunas de ellas no se propusieron
durar “para siempre”, sino sólo durante el tiempo en que el proyecto
pudiera satisfacer sus designios. En términos socialistas utópicos estos
proyectos fueron “fracasos”, y por tanto conocemos poco de ellos.
Cuando
la escapada más allá de la frontera se demostró un imposible, la era de
las comunas revolucionarias urbanas comenzó en Europa. Las comunas de
Paris, Lyon y Marsella no sobrevivieron lo bastante como para tomar
característica alguna de permanencia, y uno se pregunta si de hecho se
lo propusieron. Desde nuestro punto de vista el principal foco de
fascinación es el espíritu de las comunas. Durante y después de estos
años los anarquistas adoptaron la práctica del nomadismo revolucionario,
desplazándose de sublevación en sublevación, buscando mantener dentro
de si la intensidad de espíritu que experimentaron en el momento del
levantamiento. De hecho, ciertos anarquistas de la vena
stirnerita/nietzscheana llegaron a considerar esta actividad como un fin
en sí misma, una forma de estar siempre ocupando una zona autónoma, la
interzona que se abre en mitad o en los albores de la guerra y la
revolución (la “zona” de Pynchon en Arco iris de gravedad). Declararon
que si cualquier revolución socialista triunfaba, ellos serían los
primeros en volverse contra ella. Por menos de anarquía universal no
teman intención de parar jamás. En Rusia en 1917 congratularon a los
soviets libres con entusiasmo: éste era su objetivo. Pero tan pronto
como los bolcheviques traicionaron la revolución, los anarquistas
individualistas fueron los primeros en volver a la senda de guerra.
Después de Kronstadt, por supuesto, todos los anarquistas condenaron a
la “Unión Soviética” (una contradicción en los términos) y se
movilizaron en busca de nuevos levantamientos.
La Ucrania de
Makhno(13) y la España anarquista(14) buscaron la permanencia, y a pesar
de las exigencias de una continua guerra ambas tuvieron éxito hasta
cierto punto: no porque duraran “mucho tiempo”, sino porque estaban
cabalmente organizadas y podrían haber perdurado a no ser por la
agresión exterior. Por tanto, de entre los experimentos del periodo de
Entreguerras me concentraré si no en la alocada república de Fiume, que
es mucho menos conocida, y no se organizó para perdurar.
Gabriele
D’Annunzio, poeta decadente, artista, músico, esteta, mujeriego,
atrevido pionero aeronáutico, mago negro, genio y canalla, emergió de la
I Guerra Mundial como un héroe con un pequeño ejército a sus órdenes:
los “Arditi”. A falta de aventuras, decidió capturar la ciudad de Fiume
en Yugoslavia y entregársela a Italia. Después de una ceremonia
necromántica junto a su querida en un cementerio de Venecia partió a la
conquista de Fiume, y triunfó sin mayores problemas. Sin embargo Italia
rechazó su generosa oferta; el primer ministro lo tachó de loco.
En
un arrebato, D’Annunzio decidió declarar la independencia y comprobar
por cuanto tiempo podría salirse con la suya. Junto a uno de sus amigos
anarquistas escribió la Constitución, que declaraba la música como el
fundamento central del Estado. Los miembros de la marina (desertores y
anarcosindicalistas marítimos de Milán) se autodenominaron los Uscochi,
en honor de los desaparecidos piratas que una vez vivieron en islas
cercanas a la costa saqueando barcos venecianos y otomanos. Los mudemos
Uscochi triunfaron en algunos golpes salvajes: las ricas naves italianas
dieron de pronto un futuro a la república: ;dinero en las arcas!
Artistas, bohemios, aventureros, anarquistas (D’Annunzio mantenía
correspondencia con Malatesta) fugitivos y expatriados, homosexuales,
dandis militares (el uniforme era negro con la calavera y los huesos
pirata; robada más tarde por las SS) y reformistas chalados de toda
índole (incluyendo a budistas, teósofos y vedantistas) empezaron a
presentarse en Fiume en manadas. La fiesta nunca acababa. Cada mañana
D’Annunzio leía poesía y manifiestos desde el balcón; cada noche un
concierto, después fuegos artificiales. Esto constituía toda la
actividad del gobierno. Dieciocho meses más tarde, cuando se acabaron el
vino y el dinero y la flota italiana se presentó, porfió y voleó unos
cuantos proyectiles al palacio municipal, nadie tenia ya fuerzas para
resistir.
D’Annunzio, como otros muchos anarquistas italianos,
derivó tardíamente hacia el fascismo -de hecho, Mussolini mismo (el
ex-sindicalista) sedujo al poeta a lo largo de esa senda-. Para el
momento en que D’Annunzio se percató de su error era ya demasiado tarde:
ya estaba demasiado viejo y enfermo. Pero el Duce lo hizo asesinar de
todas formas -lo tiraron de un balcón- convirtiéndolo en un “mártir”. En
cuanto a Fiume, aunque carecía de la seriedad de la Ucrania o Barcelona
libres, puede probablemente ilustrar mejor ciertos aspectos de nuestra
búsqueda. En algunos aspectos fue la última de las utopias piratas (o el
único ejemplo moderno); en otros aspectos quizás, fue muy posiblemente
la primera TAZ moderna.
Creo que si comparamos Fiume con los
levantamientos de París en 1968 (también con las insurrecciones urbanas
italianas de los primeros setenta), al igual que con las comunas
contraculturales americanas y sus influencias anarco-Nueva Izquierda,
deberíamos percatamos de ciertas similitudes, tales como: la importancia
de la teoría estética (los situacionistas); también lo que podrían
llamarse “economías pirata”, vivir de los excedentes de la
sobreproducción social -incluyendo la popularidad de coloridos uniformes
militares- y el concepto de música como forma de cambio social
revolucionario; y finalmente su aire compartido de impermanencia, de
estar preparados para movilizarse, transmutarse, reubicarse en otras
universidades, cimas montañosas, guetos, fábricas, guaridas, fincas
abandonadas; o incluso otros planos de la realidad. Nadie intentaba
imponer otra dictadura revolucionaria más, ni en Fiume, ni en Paris o
Millbrook. El mundo cambiaría o no. Mientras tanto mantenerse en
movimiento y vivir intensamente.
El Soviet de Munich (o
“república de consejos”) de 1919 mostraba algunos rasgos de la TAZ,
incluso a pesar de que -como en la mayoría de revoluciones- los
objetivos establecidos no fueran exactamente “transitorios”. La
participación de Gustav Landauer como ministro de cultura junto a Silvio
Gesell como ministro de economía y otros antiautoritarios y socialistas
libertarios extremos como el poeta y dramaturgo Erich Mühsam, Ernst
Toller y Ret Marut (el novelista B. Traven(15) dieron al Soviet su
inequívoco sabor anarquista. Landauer, que pasó años de soledad
trabajando en su gran síntesis de Nietzsche, Proudhon, Kropotkin,
Stirner, Meister Eckhardt, los místicos radicales, y los filósofos volk
románticos, sabía desde un principio que el Soviet estaba condenado;
sólo esperaba que durara lo suficiente para ser comprendido. Kurt
Eisner, el mártir fundador del Soviet, creyó literalmente que los poetas
y la poesía debían formar las bases de la revolución. Se pusieron en
marcha planes para dedicar gran parte de B~varia a un experimento en
economía y comunidad anarcosocialista. Landauer diseñó propuestas para
un sistema de escuelas libres y un teatro del pueblo. Los ingresos del
Soviet estaban más o menos limitados a la clase trabajadora más pobre y a
los vecindarios bohemios de Munich, y a grupos como el Wandervogel (el
movimiento neorromántico de la juventud), radicales judíos (como Buber),
los expresionistas, y otros marginales. Por tanto los historiadores la
menosprecian como una “república de café” y menoscaban su significado en
comparación a la participación marxista y espartaquista en la(s)
revolucion(es) alemana(s) de posguerra. Dejado fuera de juego por los
comunistas y asesinado finalmente por soldados bajo la influencia de la
Sociedad oculto-fascista de Thule, Landauer merece ser recordado como un
santo. Aún así incluso algunos anarquistas hoy en día lo malinterpretan
y condenan por “haberse vendido” al “gobierno socialista”. Si el Soviet
hubiera durado incluso un año, derramaríamos lágrimas con la sola
mención de su belleza; pero incluso antes de que las primeras flores de
esa primavera se hubieran marchitado, el geist y el espíritu de poesía
fueron aplastados, y los hemos olvidado. Imagínate lo que debe haber
sido respirar el aire de una ciudad en la que el ministro de cultura
acaba de avanzar que los niños del colegio pronto estarán aprendiéndose
de memoria los trabajos de Walt Whitman. ¡Ay! quien tuviera una máquina
del tiempo…
La voluntad de poder desaparecer
Foucault,
Baudrillard, etc. han discutido en gran extensión las formas diversas
de la “desaparición”. Aquí quiero sugerir que la TAZ es de alguna manera
una táctica de desaparición.
Cuando los teóricos hablan de una
desaparición de lo social se refieren en parte a la imposibilidad de una
“revolución social”, y en parte a la imposibilidad del “Estado”; del
abismo de poder, el fin del discurso del poder. La pregunta anarquista
en este caso debería ser entonces: ¿Por qué molestarse en enfrentar un
“poder” que ha perdido todo su significado y se ha convertido en pura
simulación? Confrontaciones tales sólo han de resultar en grotescos y
peligrosos espasmos de violencia por parte de los cretinos cabezamierda
que han heredado las llaves de todos los arsenales y prisiones. (Quizás
sea ésta una tosca malinterpretación norteamericana de la sutil y
sublime Teoría franco-alemana. Pues si es así, estupendo ¿quién ha dicho
que haga falta entender una idea para hacer uso de ella?)
Tal
como yo lo leo, la desaparición se muestra como una muy lógica opción
radical de nuestro tiempo, en absoluto un desastre o la muerte del
proyecto radical. A diferencia de la mórbida interpretación nihilista
maníaca de la muerte de la teoría, la nuestra intenta minarla con
estrategias útiles en la continua “revolución de la vida cotidiana”:
lucha que no ha de cesar ni con el último fracaso de la revolución
política o social porque nada excepto el fin del mundo puede traer ni el
fin de la vida cotidiana, ni nuestra aspiración por las cosas buenas ni
por lo Maravilloso. Y como dijo Nietzsche, si el mundo pudiera
“acabarse”, lógicamente lo hubiera hecho ya; no lo ha hecho, por tanto
no lo hace. Y así, como uno de los sufíes dijo, no importa cuantos vasos
de vino prohibido bebamos, nos llevaremos esta sed rabiosa a la
eternidad.
Zerzan y Black han señalado independientemente ciertos
elementos de “rechazo” (en palabras de Zerzan) que quizás puedan ser
considerados de alguna forma como síntomas, en parte inconscientes pero
en parte conscientes, de una cultura radical de la desaparición, que
influyen a mucha más gente que ninguna idea izquierdista o anarquista.
Estos gestos se hacen contra las instituciones, y en ese sentido son
“negativos”; pero cada gesto negativo también sugiere una táctica
alternativa “positiva” más allá de un mero rechazo de la institución
condenada.
Por ejemplo, el gesto negativo contra la
escolarización es un “analfabetismo voluntario”. Dado que no comparto la
adoración liberal por el alfabetismo en aras de la mejora social, no
puedo enteramente compartir los suspiros de desmayo que se oyen por
todas partes frente a este fenómeno: uno simpatiza con los niños que
rechazan los libros al igual que la basura que contienen. Hay sin
embargo alternativas positivas que hacen uso de la misma energía de
desaparición. La escolarización casera y el aprendizaje de oficios, como
formas posibles de “hacer novillos”, eluden la prisión de la escuela.
El pirateo informático es otra forma de “educación” con ciertos rasgos
de “invisibilidad”.
Un gesto negativo a gran escala contra la
política consiste simplemente en no votar. La “apatía” (es decir, un
sano aburrimiento del cansino Espectáculo) mantiene a más de la mitad
del país apartado de los comicios; el anarquismo nunca consiguió tanto!
Tampoco tuvo el anarquismo nada que ver con el reciente fiasco del
censo). Una vez más, hay paralelismos positivos: la creación de tramas
como alternativa a la política se practica en muchos niveles en la
sociedad, y las formas de organización no jerárquica han obtenido
popularidad incluso fuera del movimiento anarquista, simplemente porque
funcionan ACT UP (16), y Earth First! (17) son dos ejemplos. Alcohólicos
Anónimos es, curiosamente, otro).
El rechazo al trabajo puede
tomar las formas del absentismo, la ebriedad en el empleo, el sabotaje, y
la pura desidia; pero igualmente puede dar lugar a nuevos modos de
rebeldía: más autoempleo, participación en la economía sumergida y el
“lavoro nero”, fraude fiscal y otras opciones criminales, cultivo de
maría, etc.; actividades todas ellas más o menos “invisibles” en
comparación con las tácticas izquierdistas de confrontación
tradicionales como la huelga general.
¿Rechazo a la iglesia?
Bueno, el “gesto negativo” por excelencia aquí probablemente consiste
en… ver la televisión. Pero las alternativas positivas incluyen todo
tipo de formas antiautoritarias de espiritualidad, desde el cristianismo
no eclesiástico al neopaganismo. Las “Religiones Libres” como me gusta
llamarlas -cultos pequeños, creados medio en serio medio en broma e
influenciados por corrientes tales como el Discordianismo y el
anarcotaoismo- se pueden encontrar a lo ancho de la América marginal, y
proveen una “cuarta vía” en crecimiento fuera de las iglesias
mayoritarias, los fanáticos televangélicos, y la insipidez y consumismo
new age. También puede decirse que el rechazo principal a la ortodoxia
consiste en construir “morales privadas” en el sentido nietzscheano: la
espiritualidad de los “espíritus libres”.
El rechazo negativo del
hogar es la “falta de hogar”, que la mayoría considera una forma de
victimización, al no desear ser forzada a la nomadología. Pero la “falta
de hogar” puede ser en un sentido una virtud, una aventura; o así se lo
parece, al menos, al inmenso movimiento internacional de okupas,
nuestros vagabundos modernos.
El rechazo negativo de la familia es
claramente el divorcio, o algún otro síntoma de “avería”. La alternativa
positiva brota de la conciencia de que la vida puede ser más dichosa
sin la familia nuclear, sobre la que florezcan cien flores; de la
maternidad soltera al matrimonio en grupo o al grupo de afinidad
crética. El “Proyecto Europeo” libra una intensa acción de retaguardia
en defensa de la “familia”; la miseria edípica anida en el corazón del
Control. Las alternativas existen; pero deben permanecer veladas,
especialmente desde la guerra contra el sexo de los ochenta y los
noventa.
¿Cuál es el rechazo del arte? El “gesto negativo” no lo
habremos de encontrar en el tonto nihilismo de una “huelga artística” o
en el vandalismo contra algún cuadro famoso; lo encontramos en el
aburrimiento casi universal de ojos vidriosos que hace presa en la
mayoría de la gente con la sola mención de la palabra. ¿Pero en qué
consistiría el “gesto positivo”? ¿Es posible imaginar una estética que
no esté comprometida? ¿;que se emancipe de la historia e incluso del
mercado? ¿o al menos tienda a hacerlo? ¿que quiera reemplazar la
representación con la presencia? ¿Cómo se hace sentir la presencia a sí
misma incluso en (o a través) de la representación?
La
“lingüística del caos” irradia una presencia que está continuamente
desapareciendo de todos los órdenes del lenguaje y de los sistemas de
significado; una presencia fugaz, evanescente, “sutil”, (un término de
la alquimia sufí); el atractor extraño alrededor del que los átomos de
significado se acumulan, formando órdenes caóticamente nuevos y
espontáneos. Aquí tenemos una estética de la frontera entre el caos y el
orden, el margen, el área de “catástrofe” donde la “avería” del sistema
puede significar la iluminación.
La desaparición del artista ES
“la superación y realización del arte” en los términos situacionistas.
Pero ¿de dónde nos desvanecemos? ¿y se verá u oirá de nosotros jamás?
Nos vamos a Croatan;¿cuál es nuestro destino? Todo nuestro arte consiste
en una nota de adiós a la historia -”Nos vamos a Croatan”- ¿pero dónde
está, y qué es lo que haremos allí?
Primero: aquí no estamos
hablando de desaparecer literalmente del mundo y de su futuro: ni escape
hacia atrás en tiempo a la “sociedad original del ocio” paleolítica; ni
utopia eterna, ni escondite entre las montañas, ni isla; ni tampoco
utopia post-revolucionaria ;preferiblemente ni revolución en absoluto!
tampoco VONU(18), ni estaciones espaciales anarquistas; tampoco
aceptamos una “desaparición baudrillardiana” en el silencio de una
hiperconformidad irónica. No tengo nada en contra de Rimbaud ninguno que
escape del arte en busca de cualquier Abisinia que pueda encontrar.
Pero no podemos construir una estética, siquiera una estética de la
desaparición, sobre el simple acto de no volver jamás. Diciendo que no
somos una vanguardia y que no hay vanguardia, hemos escrito nuestro “nos
vamos a Croatan” -la pregunta entonces es ¿cómo imaginar la “vida
cotidiana” en Croatan?, en particular si no podemos decir que Croatan
existe en el tiempo (edad de piedra o post-revolución) o el espacio, ya
como utopia o como algún pueblo olvidado del medio oeste o como
Abisinia? ¿Dónde y cuándo se encuentra el mundo de la creatividad
inmediata? Si puede existir, entonces existe; pero quizás sólo como una
especie de realidad alternativa que hasta ahora no hemos aprendido a
percibir. ¿Dónde buscar las semillas -la mala hierba creciendo en las
grietas de la acera- entre ese otro mundo y el nuestro? ¿las pistas, las
indicaciones correctas para buscar? ¿;un dedo apuntando a la Luna?
Yo
creo, o al menos me gustaría proponer, que la única solución a la
“superación y realización” del arte reside en la emergencia de la TAZ.
Yo rechazaría categóricamente la critica de que la TAZ en sí misma “no
es más que” una obra de arte, bien que pueda tener algunos de sus
entrampamientos. Sugiero que la TAZ es el único “tiempo” y “lugar”
posible para que ocurra arte por el puro placer de la acción creativa, y
como contribución efectiva a las fuerzas que dan coherencia a la TAZ
para manifestarse.
El arte se ha convertido en mercancía en el mundo
del arte, pero por debajo de eso aún yace el problema mismo de la
representación, y el rechazo a toda mediación. En la TAZ el arte como
mercancía se hará simplemente imposible; será más bien una condición de
vida. La mediación es más difícil de superar, pero la extracción de
todas las barreras entre artistas y “usuarios” del arte llevará las
trazas de una condición en la que (como A.K. Coomaraswamy (19) ha
descrito) “el artista no es un tipo determinado de persona, sino cada
persona es un tipo determinado de artista”.
En suma: la
desaparición no es necesariamente una “catástrofe”; excepto en el
sentido matemático de “un cambio topológico repentino”. Todos los gestos
positivos esbozados aquí parecen implicar varios grados de
invisibilidad como alternativa a la confrontación revolucionaria
tradicional. La “Nueva Izquierda” nunca creyó realmente en su propia
existencia hasta que se vio a sí misma en el noticiario de la noche. La
Nueva Autonomía, en contraste, bien se infiltrará en los medios y los
subvertirá desde dentro; o bien nunca será “vista” en absoluto. La TAZ
no sólo existe más allá del Control sino también más allá de
definiciones, más allá de miradas y nombres y actos de esclavitud, más
allá de las entendederas del Estado, más allá de la capacidad de ver del
Estado.
Ratoneras en la Babilonia de la información
LA TAZ como táctica consciente radical emergerá bajo ciertas condiciones:
1.
Liberación psicológica. Esto es, debemos realizar (hacer reales) los
momentos y espacios en los que la libertad no es sólo posible sino
electiva. Debemos saber de qué forma somos genuinamente oprimidos, y
también de qué forma estamos autoreprimidos o atrapados en una fantasía
en la que son las ideas las que nos oprimen. El trabajo, por ejemplo, es
para la mayoría de nosotros una fuente mucho más efectiva de miseria
que la propia política legislativa. La alienación es para nosotros mucho
más peligrosa que cualquier caduca ideología moribunda y desdentada. La
adicción mental a los “ideales” -que de hecho resultan ser meras
proyecciones de nuestro resentimiento y nuestra sensación de
victimización- nunca harán avanzar nuestro proyecto. La TAZ no es el
heraldo de ninguna falsa promesa de utopia social a la que debamos
sacrificar nuestras vidas para que los hijos de nuestros hijos puedan
respirar un poco de aire libre. La TAZ debe ser el escenario de nuestra
presente autonomía, pero sólo puede existir bajo la condición de que ya
nos consideremos en efecto seres libres.
2.
La contra-red debe expandirse. En la actualidad refleja más abstracción
que efectividad. Los fanzines y BBSs intercambian información, lo que
es parte del trabajo de fondo necesario de la TAZ, pero muy poca
información de esta índole se refiere a bienes y servicios concretos
necesarios para la vida autónoma. No vivimos en el ciberespacio; soñar
que lo hacemos es caer en la cibergnosis, la falsa transcendencia del
cuerpo. La TAZ es un lugar físico y estamos en ella o no. Todos los
sentidos deben estar implicados. La trama es de alguna forma un nuevo
sentido, pero debe ser añadido a los otros -los otros no deben ser
sustraídos de él, como en alguna horrible parodia del trance místico-.
Sin la trama, la realización completa del complejo-TAZ sería imposible.
Pero la trama no es un fin en si misma. Es un arma.
3.
El aparato de Control -el “Estado”- ha de continuar (o así debemos
asumir) licuándose y petrificándose a un tiempo, debe progresar en su
curso presente en el que la rigidez histérica viene a enmascarar más y
más su vacuidad, un abismo de poder. Mientras el poder”desaparece”,
nuestra voluntad de poder debe ser la desaparición.
Ya hemos
discutido la cuestión de si la TAZ puede ser vista “meramente” como obra
de arte. Pero también querrás saber si es que es algo más que una pobre
ratonera en la Babilonia de la información, o más bien un laberinto de
túneles, más y más conectados, pero entregados sólo al callejón sin
salida del parasitismo pirata. Contestaré que preferiría ser una rata en
el muro que una rata en la jaula; pero también insistiré en que la TAZ
trasciende estas categorías.
Un mundo en el que la TAZ echara
efectivamente raíces puede parecerse al mundo imaginado por “P.M.” en su
novela de fantasía bolo’bolo. Quizás la TAZ es un “protocolo”. Pero en
la medida en que la TAZ existe ya, encarna mucho más que la mundanidad
de la nolición. O que el pasotismo contracultural. Hemos mencionado los
aspectos festivos del momento descontrolado que se conforma en una
autocoordinación espontánea, si bien breve. Es “epifánico”; una
experiencia punta en la escala tanto social como individual.
La
liberación se realiza en la lucha; ésta es la esencia de la
autosuperación de Nietzsche. La tesis presente puede igualmente tomar
como señal el vagabundeo de Nietzsche. Es el precursor de la deriva, en
el sentido situ de dérive y en la definición de Lyotard de driftwork.
Podemos
prever una geografía enteramente nueva, una especie de mapa de
peregrinaciones en el que los lugares sagrados se han reemplazado con
experiencias punta y TAZs: una verdadera ciencia de la psicotopografía,
quizá para llamarla “geo-autonomía” o “anarcomancia”.
La TAZ
implica una forma de feracidad, un crecimiento que va de la
domesticación a lo salvaje, un “retorno” que es también un paso
adelante. También exige un “yoga” del caos, un proyecto de “más altos”
órdenes (de conciencia o simplemente de vida) que es abordado “surfeando
el frente de ola del caos”, del dinamismo complejo. La TAZ es un arte
de la vida en continuo alzamiento, salvaje pero dulce; un seductor no un
violador, un contrabandista más que un pirata sangriento, un bailarín
más que un escatólogo.
Admitamos que por una breve noche una
república de deseos se vio gratificada. ¿No confesaremos que la política
de esa noche tiene más fuerza y realidad para nosotros que, digamos, el
gobierno de la nación en pleno? Algunas de las “fiestas” que hemos
mencionado duraron dos o tres años.;Es esto algo que merezca la pena
imaginar, por lo que merezca la pena luchar? Estudiemos la
invisibilidad, el tramaje, el nomadismo psíquico; y ¿;quién sabe lo que
hemos de conseguir?
Equinoccio de primavera, 1990
Notas
Traducción
de Guadalupe Sordo. Originalmente publicada por Talasa Ediciones. La
edición está realizada bajo “anti-copyright”. Puede copiarse y
reproducirse. Al editor del original en inglés le gustaría ser
informado: Autonomedia. POBox 568. Brooklyn NY, 11211.
1 De su última carta, ya “;loco”;, a Cósima Wagner >>>regresar>>>
2
En el original TEMPORARY AUTONOMOUS ZONE, abreviado en TAZ. La
traducción literal sería Zona Temporalmente Autónoma, y su abreviatura
en castellano ZTA. No obstante, y por ser más eufónica la original, de
empleo ya común, preferimos mantener la referencia abreviada como TAZ.
>>>regresar>>>
3 Traducimos aquí “;Net”; por
“;red”;, mientras mantenemos la expresión Web intraducida. Podría
traducirse -a tenor de lo que el propio autor explica, clarificando
sobradamente los términos que emplea- “;telaraña”;, pero creemos que
ello induciría a posible confusión, toda vez que el objeto explícito a
que se refiere el autor con la idea de Web ocurre justamente en el seno
de la red internet.>>>regresar>>>
4 El término
aquí utilizado por el autor es “;counter-Net”;, cuya traducción literal,
a tenor de lo que venimos indicando, sería “;contra-red”;. El carácter
subversivo que posee esta idea, sin embargo, nos parece mejor reflejado
en el término “;Antired”;, cuyo uso además empieza a generalizarse en
los círculos referidos por el autor.>>>regresar>>>
5. La conocida obra de Shakespeare. Próspero y Caliban son personajes de esta obra.>>>regresar>>>
6.
Expresión empleada por los teóricos del contrato social (Hobbes, Locke,
Rousseau, etc.) para describir un estado de cosas en el que no existe
autoridad política establecida. Su papel ha servido para justificar la
existencia del Estado, para negar su necesidad. para comparar el estado
feliz del hombre civilizado con el estado miserable del hombre salvaje o
para invertir el sentido de esta comparación. Esencialmente supone una
reflexión en tomo a la pregunta tradicional ¿si no tenemos un soberano,
estamos obligados a crear uno?>>>regresar>>>
7.
Los Levellers constituían un movimiento de activistas radicales durante
la Revolución inglesa. Sus objetivos giraban en torno a las garantías
de la reforma del sufragio, la tolerancia religiosa y la compensación de
una amplia serie de cargas sociales y económicas. También defendían la
idea radical protestante de que el individuo tiene un deber (para con
Dios) y por tanto un derecho natural de ser responsable de sí’ mismo: y
la idea de que no sólo ea imprudente, sino perjudicial, dejar el control
político en manos de los líderes y subordinar así el propio destino al
de éstos. Los Niveladores representan la primera expresión sustancial en
Inglaterra del “pueblo” como fuerza política secular y por esta razón
el movimiento ha despertado gran
interés.>>>regresar>>>
8. Los Diggers eran
Niveladores radicales, un grupo de comuneros agrarios conducido por
William Everard y Gerard Winstanley que predicaban en 1649 el tipo de
comunismo que habían instaurado en su comuna de St. George’s Hill,
Surrey. Inspirados en las ideas radicales de la tradición cristiana,
equiparaban la propiedad privada al pecado original y pensaban que la
difusión gradual de su comunismo agrario anunciaba una suerte de milenio
igualitario.>>>regresar>>>
9. Alexander
Olivier Exquemelin, engagé de la Compañía Francesa de las Indias
Occidentales, fue vendido como esclavo en isla Tortuga en 1666. Aprendió
durante su cautiverio el oficio de cirujano y, en calidad de tal,
abrazó la ley de la Costa y se unió a los piratas. A las órdenes de
L’Olonnais, Morgan y Bertrand d’Oregon participó activamente en el corso
y en los asaltos a las plazas de tierra firme. Estuvo presente en los
dos saqueos de Maracaibo, en las dos tomas de la Isla de Santa Cristina y
en la toma e incendio de Panamá. Escribió Piratas de
América.>>>regresar>>>
10. El partido patriótico durante el periodo revolucionario norteamericano.>>>regresar>>>
11.
Término bajo el que se conocía la red clandestina establecida por el
Movimiento Abolicionista para facilitar la liberación y evasión de
esclavos a través de los EE.UU.>>>regresar>>>
12.
Episodio del periodo revolucionario norteamericano. Un grupo de
conspiradores anti-ingleses, disfrazados de indios, lanzaron las cajas
de té (fuertemente tasado en la época) de los barcos a las aguas del
puerto de Boston.>>>regresar>>>
13. Nestor
Makhno agricultor y general anarquista ucraniano Durante la Revolución
Rusa organizó un ejército insurgente que con extraordinarias tácticas de
guerrilla defendió Ucrania tanto del Ejército Rojo como del Ejército
Blanco.>>>regresar>>>
14. Bey se refiere a la
revolución anarquista que se centró en Barcelona desde julio de 1936
durante la Guerra Civil española. Con una estación de radio requisada,
ocho diarios, innumerables revistas y publicaciones sobre todo tipo de
temas sociales y continuas asambleas públicas, el movimiento anarquista
se adueñó completamente de la ciudad. Sólo en Barcelona había por
entonces 350.000 anarquistas. El órgano ejecutivo era el Comité de las
Milicias Antifascistas, que bajo las influencias de la FAI y la CNT,
puso a la industria de nuevo en marcha sólo diez días después del
levantamiento. Los servicios públicos se mantenían gracias a los
sindicatos anarquistas, el suministro eléctrico estaba asegurado, se
colectivizaron los cines y las 60 líneas de tranvías conducidas por sus 6
500 trabajadores anarquistas, estuvieron pronto funcionando a pleno
rendimiento. En el campo se ensayaron asombrosos experimentos sociales y
económicos de colectivización y autogestión (se abolió el dinero, por
ejemplo) en comunas libertarias como las descritas por Kropotkin en La
conquista del pan.>>>regresar>>>
15. Después de
su participación en el “Soviet”, huyó a México y se escondió tras
diferentes identidades falsas. Escribió las más grandes novelas de
anarco-aventura del siglo XX, entre ellas El tesoro de Sierra
Madre.>>>regresar>>>
16. Action Coalition to
Unleash Power (Coalición de Acción para Liberar el Poder, o “Actúa”) un
colectivo internacional de activistas contra el
SIDA.>>>regresar>>>
17. Un colectivo abierto de
saboteadores ecologistas norteamericanos. Conocidos por sus golpes
teatrales, sabotajes de instalaciones mineras y madereras, colocación de
piezas metálicas en los árboles para romper las sierras mecánicas,
“desviación” de vallas publicitarias, echar arena en los depósitos de
combustible de las excavadoras, etc.>>>regresar>>>
18.
Retiro voluntario, generalmente a la naturaleza, practicado por los
anarco-survivalistas en los año setenta.>>>regresar>>>
19.
Ananda Kentish Coomaraswamy (1877-1947) Pionero historiador del arte
indio y primer intérprete en Occidente de la cultura do la India.
Estableció el marco de estudios para contextualizar la historia del arte
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