Definiciones adaptadas de varios
textos, entre los cuales se destaca la Enciclopedia Anarquista, Vol. 1,
compilada por Sebastián Faure y editada por Tierra y Libertad, México,
de donde fueron extractados los fragmentos de J. Marestan y E. Armand.
AMOR
“Apego
sentimental a una persona o gusto pronunciado por una cosa. Tal es la
definición de uso corriente que, sin pretenderla perfecta, parece ser
la más apropiada para expresar diversos sentimientos que, con
frecuencia, tanto por su origen como por su naturaleza, no tienen casi
ninguna relación entre sí. Nuestra definición no será completa si no
distinguimos entre el amor que tiene por objeto las cosas y el amor que
tiene por base a seres animados, principalmente a los seres humanos.
Y, en este último caso, distinguir entre el amor que se siente por uno
mismo y el que sentimos por el prójimo; entre el amor idealista,
familiar o apasionado, y el amor sexual, porque las características no
son idénticas.
“El amor a sí mismo está representado por el
instinto de conservación personal, con el deseo de adquirir la felicidad
y de asegurar el bienestar. Lo que nombramos ‘amor propio’ es el amor a
sí mismo concebido desde el punto de vista moral; es decir, el respeto a
uno mismo. A medida que éste tiende a conservar lo que hay de mejor en
nosotros, aumenta la inquietud de nuestra dignidad con respecto a la
apreciación que puedan tener acerca de nuestra conducta aquellos a
quienes le hemos concedido estima y afecto. El amor propio y el amor a
sí mismo no son defectos, sino grandes y fuertes cualidades que vuelven
activo y de trato agradable al individuo, tanto en lo que atañe a su
interés particular como, indirectamente, en lo que afecta a virtudes de
utilidad social.
“Ni el amor propio, ni el amor a sí mismo deben
confundirse con el egoísmo que, desde el punto de vista de la utilidad
social, no es una virtud, sino un vicio, si para la palabra egoísmo
queremos conservar la significación consagrada por el uso y no exenta de
razón. En efecto, la palabra egoísmo no significa -con arreglo a su
etimología- amor a sí mismo, sino sobre todo rebuscamiento de
satisfacciones personales sin consideración a las consecuencias que esa
satisfacción pueda tener para el prójimo. Definido así, el egoísmo
aparece como un notable factor de tiranía y como uno de los más grandes
obstáculos para la armonía social.
“El amor (y, podríamos decir,
el gusto particular o la inclinación) que tenemos por ciertas cosas, en
oposición a la indiferencia, parece provenir exclusivamente de la
aversión que experimentamos hacia otras cosas, las costumbres y
aptitudes trasmitidas por herencia y por sugestión de nuestra educación
primera, modificadas por la propia experiencia y la influencia del
medio. Este amor hacia las cosas, que parecen una prolongación de
nuestro propio yo, o -fisiológica o intelectualmente- como un alimento
en relación con nuestras necesidades, es caracterizado por el deseo de
posesión, que no llega a ser un mal mientras no tome proporciones
extremas, como el deseo irrefrenable de apropiación o de acaparamiento.
“Si
examinamos y estudiamos el amor que experimentamos por los seres
vivientes semejantes o cercanos a nosotros, a los cuales nos ligan
simpatías, encontramos algo más que el deseo del goce por la posesión,
sobre todo cuando no están en juego ni la pasión erótica ni el ardor
sexual. ¿Es que no vemos con frecuencia a gentes bien modestas privarse
de satisfacer necesidades perentorias para socorrer, sin ninguna certeza
de reciprocidad, a gentes que viven en poblaciones lejanas a las cuales
seguramente ni siquiera visitarán nunca? Es porque las costumbres
milenarias de la ayuda mutua, más fuerte que las rivalidades de todo
género, han establecido una solidaridad que a veces se manifiesta por
actos espontáneos libres de cálculos, incluso entre seres que
pertenecen a razas o especies diferentes. Y es porque las personas que
amamos son como una especie de prolongamiento de nosotros mismos, y un
poco incluso nosotros mismos. De ahí que participemos indirectamente, a
veces de manera muy viva, en sus sufrimientos y alegrías. Y esto nos
induce a considerar el amor en su forma más idealista: la que aspira a
la felicidad propia por la conciencia de la felicidad ajena, aunque ésta
se pague con el sacrificio de nuestro propio placer o de nuestra
seguridad. El instinto maternal, la amistad, el misticismo social
ofrecen frecuentes ejemplos de lo que acabamos de decir.
“No
podemos decir lo mismo del amor cuando es engendrado por la atracción
sexual. Esta forma del amor predispone, en efecto, a un verdadero
frenesí de apropiación, a una marcadísima sed de éxtasis egoísta, a
pesar de las apariencias. Cuando la violencia exquisita y brutal de
esos apetitos se modera, principalmente en el hombre, es sólo porque
intervienen sentimientos más durables y más dulces: el cariño
compartido, la estima mutua, la comunidad de costumbres y aspiraciones.
Así, según los temperamentos, las circunstancias y el grado de
educación, el amor sexual es susceptible de tomar las más variadas
formas.
“En cualquiera de sus manifestaciones, ennoblecido por la
inteligencia y el saber, o simple y llanamente en su expresión sexual,
el amor debe ser libre. Se basta a sí mismo desde el instante en que sin
dañar a nadie embellece nuestra existencia y contribuye a nuestra
felicidad. El amor no tiene necesidad de la excusa de la procreación,
que es solamente su consecuencia normal, ni de una sanción legal o
religiosa, que no son más que reglamentos interesados o simples
formalidades convencionales. El amor contiene su propia poesía y su
plena justificación. El humo del incienso y la lectura monótona del
código civil son incapaces de hacer nacer el amor en donde no existe, de
conferirle moralidad donde no es más que asqueroso regateo. El
despotismo del legislador es impotente para restablecer la unión de
almas y el apetito de los sentidos en el seno del hogar donde no exista
más que animosidad y odio.
“Admitir el principio de la libertad
del amor es reivindicar intensamente para los demás, como para nosotros
mismos, el derecho de amar a quien nos plazca, de la manera que nos
plazca, sin otra obligación que la de tomar bajo nuestra
responsabilidad el daño que nuestra conducta haya aportado a la
existencia del prójimo”.
(Jean Marestan)
BIGAMIA
Figura
jurídica que describe el estado civil de una persona casada por segunda
vez mientras vive el primer cónyuge. Puede llegar a usarse en lenguaje
coloquial para designar la condición de quien ha constituido dos
parejas o familias, con o sin casamiento formal. En muchos casos, cuando
se habla de poligamia o se rotula a alguien como “polígamo” en
realidad se está observando que tiene una relación sexual/afectiva con
dos personas.
LIBERTAD
“La
libertad en el amor implica que quienes la practiquen posean una
educación sexual amplia y práctica. Por libertad de amar, por amor
libre, por amor en libertad y por libertad sexual, entiendo la entera
posibilidad que tiene un ser de amar a otro o a varios simultáneamente
(sincrónicamente), según lo empuje o lo incite su determinismo
particular, sin atención ninguna a las leyes dictadas por los gobiernos
en materia de inclinaciones, a las costumbres recibidas o aceptadas
como código moral por las sociedades humanas actuales. Para mí, la
libertad del amor se concibe por encima del bien y del mal
convencionales”.
(Emile Armand)
MATRIMONIO COLECTIVO
Un
matrimonio que involucra a más de dos. Aunque no está reconocido por la
mayoría de los sistemas legales y religiosos de Occidente, aquellos
que propugnan este modelo suelen realizar acuerdos que hacen funcionar
la relación colectiva en forma semejante a los contratos legales del
matrimonio bipersonal. El grupo vive en común, comparte una economía
familiar, el cuidado de los niños y las responsabilidades domésticas.
La forma más habitual es la tríada entre dos mujeres y un hombre o entre
dos hombres y una mujer, aunque pueden existir grupos más numerosos.
Se diferencia de la poligamia tradicional por cierto énfasis en la
paridad de varones y mujeres, por la ausencia de un referente central
despótico (por ejemplo, el patriarca) y por el derecho de cada uno a
retirarse de la unión libremente cuando así lo desee.
MONOGAMIA
En
el mejor de los casos, una relación bipersonal basada en un acuerdo
explícito de sus miembros de no involucrarse sexual/ afectivamente con
otros. En el peor, una institución cerrada formalmente a relaciones
externas pero en la cual uno de sus miembros (históricamente el varón)
quiebra ocasionalmente las reglas que impone en forma rígida (e
hipócrita) al otro miembro. Puede desarrollarse mediante una aceptación
tácita de cierta “doble moral” (se condena verbalmente la infidelidad
al tiempo que se realizan prácticas adúlteras reiteradas) o finalizar
cuando la ruptura de las reglas llega a un grado inaceptable (se
descubre la “traición”); en este último caso, uno o los dos miembros de
la relación podrán formar luego nuevas uniones monogámicas con otros.
La mayoría de los sujetos en la sociedad contemporánea vive en un
estado de monogamia secuencial, que implica varias uniones y rupturas de
corazón a lo largo de una sola vida.
ORGÍA
Fusión
ilimitada de cuerpos que se pierden unos en otros, en un espacio y
tiempo excepcionales, donde se trasgreden las prohibiciones y normas
habituales del orden social y familiar. Puede incluir la alteración de
las reglas del coito habitual entre órganos genitales para abrirse al
contacto e intercambio polimorfo de fluidos entre cuerpos. Ésta sería
la acepción más estricta, pero también se la ha asociado con
ceremonias o ritos arcaicos para asegurar la fecundidad de los campos
en sociedades agrarias. Esta última interpretación fue cuestionada por
Georges Bataille, para quien la orgía organiza un desorden de tipo
sagrado, que no toma en cuenta las consecuencias sobre el mundo del
trabajo. El término en sí tuvo diversas atribuciones de sentido según
las épocas, llegando incluso a representar un tipo de fiesta con altos
grados de ebriedad y descontrol, sin carácter sexual explícito. En las
últimas décadas del siglo XX, términos como “cama redonda”, party o
simplemente “fiesta” fueron utilizados como sinónimos por distintos
grupos, al mismo tiempo que el carácter orgiástico pudo resultar
empobrecido o extremadamente limitado por pautas para regular el deseo
en los encuentros colectivos (por ejemplo, prohibir o evitar caricias y
otros contactos entre machos, como ocurre en la escena clásica de la
pornografía heterosexual).
PAREJA ABIERTA
Noción
de cierta circulación mediática durante las décadas de 1960/70. Puede
considerarse que una pareja es “abierta” si existe acuerdo entre sus
miembros de que es aceptable involucrarse sexual y/o afectivamente con
alguien aparte de esa relación. Suelen negociarse normas específicas
según las necesidades de cada pareja, o al menos de uno de sus
miembros. Por ejemplo, alguien puede requerir notificación previa de
cualquier relación exterior que establezca su compañero/a. O puede pedir
“no me digas nada”; es decir, aceptar las relaciones exteriores pero
rehusar todo intercambio de información en torno de ellas (“ojos que no
ven, corazón que no siente”). O puede negociarse que alguien se
involucre sexual y/o afectivamente con otro/a fuera de la pareja sólo
cuando estén todos presentes (“lo hacemos todos juntos o nada”), como
los swingers. Algunos tendrán reglas estableciendo poder de veto sobre
nuevos amantes (jerarquizando al o a los amantes más antiguos); otros
acordarán cuánto tiempo puede pasar cada uno con sus amantes (noches
enteras o parciales, fines de semana, etc.). Estas y otras
restricciones sobre la relación, aunque necesarias para el
mantenimiento del orden afectivo, reducen el alcance del carácter
libertario que puede sugerir el epíteto “abierto”.
POLIANDRIA
La posibilidad de tener varios maridos. Proviene de la botánica, como condición de la flor que tiene muchos estambres.
POLIFIDELIDAD
Pauta
normativa para una relación cerrada que involucra a más de dos
personas. Por ejemplo, un grupo de cuatro limita la relación
sexual/afectiva para que ocurra sólo entre ellos (son “fieles” al
grupo). Como concepto, se hizo célebre durante 1970/ 1980 gracias a la
comuna Kerista, de San Francisco, que consistió en varias viviendas
grupales que seguían este modelo. Se la asocia con el neologismo inglés
poliamory, que refiere a la posibilidad de tener muchos amores y que
puede ser definido como la filosofía y la práctica de amar a más de una
persona a la vez.
POLIGINIA
La posibilidad de tener varias esposas, según la acepción botánica que define así a la flor con muchos pistilos (hembras).
POLIGAMIA
La
posibilidad o el derecho de casarse, unirse, convivir o asociarse
sexual/afectivamente con un número indefinido de personas.
Históricamente ha sido asociada con el derecho masculino excluyente de
poseer varias mujeres (ver poliginia) y con la dominación patriarcal.
Sin embargo, se ha extendido su acepción al régimen de relaciones en el
que una mujer está vinculada con dos o más varones (poliandria) o con
dos o más mujeres, así como a la situación en la que el varón está
vinculado con dos o más varones: la práctica no se encuentra hoy del
todo limitada por definiciones de género.
PROMISCUO/A
Se
dice del sujeto que mantiene relaciones sexuales con varios. Con
frecuencia de carácter denigratorio, el epíteto está asociado con una
mezcla confusa e indiferente. La promiscuidad en el sentido de múltiple
convivencia con personas de distinto sexo se origina probablemente en
la trasgresión a la antigua regla católica de mezclar carne y pescado
en una misma comida durante los días de cuaresma y otros períodos:
promiscuar sería mezclarse y participar en cosas heterogéneas u
opuestas.
PRIMARIA O PRINCIPAL, RELACIÓN
Una
relación primaria o principal es aquella considerada la más importante
para uno/a y por lo general supone cierto grado alto de compromiso. Se
la ha llamado también relación central (Cooper) en oposición a las
relaciones periféricas, laterales o secundarias cuyo grado de compromiso
es menor que el que existe con la relación principal. Nótese que
alguien puede mantener relaciones centrales con más de una persona a la
vez, así como cada una de éstas podría tener varias relaciones
periféricas al mismo tiempo. Todos podemos ser centro y periferia.
SWINGERS
Minoría
que disfruta de relaciones sexuales ocasionales entre amigos,
conocidos y desconocidos. El rótulo tiene su origen en la clase media
norteamericana de los años 1940, acaso extraído de un juego de
intercambio de cónyuges entre marines en bases del Pacífico Sur. Su
origen social y cultural condicionó el desarrollo de esta práctica de
carácter orgiástico limitado. Suele ser iniciada por parejas
heterosexuales que promueven encuentros eróticos colectivos en bares,
discotecas y casas particulares, o bien se conocen mediante avisos
personales o en eventos programados por redes sociales. Algunas sólo
tienen relaciones con otras parejas, otras forman tríos, aun otras
invitan a un cuarto hombre para la mujer, o a una cuarta mujer para el
varón, etc. Por lo general, desalientan el contacto sexual entre varones
y toleran o estimulan una bisexualidad controlada entre mujeres.
También hay parejas gays que disfrutan asistiendo a bares, discotecas,
baños o cines para tener relaciones con desconocidos, pero la etiqueta
de swinger quedó sobre todo asociada con una práctica de base
heterosexual. Dado que el encuentro erótico tiene un carácter recreativo
e intermitente, el discurso anarquista del amor libre, con todas sus
connotaciones de compromiso, afectividad y contención en el tiempo,
puede encontrarse como retórica con escasa o limitada influencia dentro
de estos grupos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario