martes, 6 de enero de 2015

El fundamento de la psiconáutica* x Christian Bronstein



A partir de Aristóteles, y posteriormente y más profundamente a partir de Descartes, la filosofía y la ciencia occidental se han sustentado en la idea de que el sujeto, tal como es, está en condiciones de obtener el conocimiento total y verdadero de la realidad a partir de lo que es capaz de percibir y analizar, sin necesidad de que se deba operar en su percepción o en su consciencia transformación alguna. Es decir, independientemente de las condiciones formales y las reglas del método que se deban respetar, la verdad en su totalidad, para el pensamiento occidental, se presenta llana y naturalmente a la percepción y a la mente analítica del investigador (incluidos los instrumentos empleados por el investigador para expandir el alcance de sus cinco sentidos) sin comprometerlo a este en su propio ser, en la estructura de su propia consciencia, la cual ya se considera adecuada y plena para tener acceso a la verdad.

Esto ha sido el modo natural de concebir el conocimiento para la cultura occidental, al menos hasta el surgimiento de los distintas formas de relativismo posmoderno, desde la epistemología hasta la teoría lingüística, en las que todo lo que era denominado “verdad” para la modernidad comenzó a perder valor ontológico o sentido en sí mismo. Hoy en día, parecen decirnos tantos discursos posmodernos, no existe algo como la verdad, solo construcciones subjetivas del sujeto sobre una realidad que le es en sí y naturalmente inaccesible.
Sin embargo, como señaló agudamente el filosofo e historiador de las ideas Michel Foucault en una de sus obras fundamentales, La Hermenéutica del Sujeto, durante todo el extenso período que llamamos Antigüedad y la historia anterior a este, las cuestiones filosóficas del “qué es la verdad” y “cómo tener acceso a la verdad”, así como las prácticas especificas (muchas y muy diversas) de transformación de la consciencia del sujeto para tener acceso a la verdad, nunca se separaron. No estaban separadas para los llamados “chamanes” de las sociedades prehistóricas, no lo estaban para la extensa historia de la filosofía Oriental, ni lo estaban para los filósofos presocráticos, ni tampoco para Sócrates y Platón. Todas las filosofías antiguas postulaban que la verdad total nunca se da al sujeto con pleno derecho sin operarse en su ser, en su punto de vista, una transformación profunda.

La palabra “psiconáuta” significa “navegante del alma (psique)” y, en términos amplios, refiere a la práctica consistente en experimentar y explorar lo real en y a través de diversos estados de consciencia. Este concepto recupera la idea antigua de que la verdad (es decir, la realidad objetiva y completa) no puede ser percibida y comprendida por el sujeto desde un único punto de vista. Desde una perspectiva no-dualista, la división moderna entre “realidad objetiva” e “interpretación subjetiva” carece de sentido, ya que no es posible hablar de puntos de vista ontológicamente objetivos y subjetivos sobre la realidad sin separar ilusoriamente al sujeto de la totalidad de lo real de la cual forma parte. Holísticamente hablando, no hay realidades objetivas y experiencias subjetivas de lo real, nuestra percepción es nuestra realidad y todo lo que podemos experimentar es realidad, es una parte efectiva de lo real. De todo lo que podemos hablar es de puntos de vista más amplios o integrales y puntos de vista más parciales o falsos respecto de la totalidad de lo real.

En su modelo neurológico de la consciencia, el reconocido psicólogo, filosofo y psiconauta Timothy Leary  planteó que nuestra consciencia posee al menos ocho circuitos cerebrales distintos desde los que puede experimentar la realidad: el circuito de bio-supervivencia, el circuito emocional-territorial, el circuito semántico, el circuito socio-sexual, el circuito neurosomático holístico, el circuito neurogénetico colectivo, el circuito de meta-programación y el circuito cuántico no-local,  y cada uno de estos circuitos funciona como un “túnel de realidad” distinto para nuestra experiencia perceptiva de lo real, nos da acceso a un aspecto diferente de lo real. En términos generales, nuestra cultura, según Leary, ha avanzado masivamente hasta los primeros cuatro circuitos, quedando un enorme “potencial de realidad” no actualizado. Toda la “verdad” de nuestra cultura se ha constituido fundamentalmente sobre esos primeros cuatro circuitos, dando especial preponderancia al semántico para experimentar y formarse una visión de la realidad.
Pero en términos más amplios, el concepto de “túnel de realidad” refiere a la estructura mental habitual desde la que nuestra percepción funciona. Una estructura formada, primero por nuestro determinismo genéticos y luego, y muy profundamente, por nuestros condicionamientos familiares, sociales y personales, nuestros paradigmas filosóficos y nuestras ideas sobre nosotros mismos y los otros. Nuestro túnel de realidad habitual es la estructura perceptiva de nuestro yo, el centro alrededor de cual este gravita y se define. Al abarcar solo la parte de lo real que entra justamente dentro sus propios límites, nuestro túnel de realidad nos da siempre una visión parcial de lo real, y siempre hay más realidad fuera de nuestros limitados puntos de vista. La búsqueda psiconáutica, para Leary, implica ir más allá de los límites de nuestros túneles de realidad para abrirnos a una experiencia cada vez más amplia e integral de lo real. Siguiendo este enfoque, denominamos “psiconáutica” a la búsqueda, la práctica y la experiencia por las cuales el sujeto efectúa en si mismo las transformaciones necesarias para ampliar su túnel de realidad, es decir, su experiencia y conocimiento de lo real.
En estos términos, el archiconocido (y casi nunca comprendido) koan zen “si un árbol cae en medio del bosque y no hay nadie ahí para escucharlo: ¿hace ruido?” adquiere su pleno sentido. La respuesta a esta profunda paradoja metafísica, agresivamente molesta para el dualismo de la mente occidental es NO, el árbol no hace ruido. No puede hacerlo, ya que no hay escuchador (sea hombre, bestia u otra entidad) que “realice” ese aspecto de la realidad. Esto trata sobre todo el problema del observador y lo observado, y como el observador es en realidad un co-creador de la realidad, ya que, de hecho, todo observador no es otra cosa que un punto de vista cósmico, un aspecto del universo contemplándose (realizándose) a si mismo. Esto es exactamente lo que Niels Bohr estaba diciendo con la famosa “interpretación de Copenhague” de la física cuántica que tanto exasperó a Einstein y al resto de los físicos aún apegados a los fundamentos dualistas de la vieja escuela aristotélica (el llamado “paradigma de la representación”).
En este sentido, el brillante filosofo holístico Ken Wilber, refiriéndose a la evolución creciente de los puntos de vista cósmicos nos dice: “En la época en que la evolución alcanza el neocórtex (el complejo cerebro trino, con sus correlatos internos, las imágenes, los símbolos y los conceptos), su espacio fundamental se ha articulado en sofisticadas estructuras cognitivas. Estas visiones del mundo incorporan los componentes fundamentales de los espacios del mundo anteriores -como la irritabilidad celular, los instintos reptilianos y las emociones de los paleomamíferos- pero les agregan nuevos componentes que articulan y desarrollan nuevas visiones del mundo. Recordemos que, en cada uno de esos estadios, el Kosmos parece diferente porque, de hecho, es diferente y que, en cada uno de los estadios, el Kosmos se ve a sí mismo con nuevos ojos y se abre a nuevos mundos anteriormente inexistentes.” (Breve Historia de Todas las Cosas).

Todas las culturas antiguas han cultivado y desarrollado técnicas de transformación de la percepción con este mismo fin, desde el uso de alucinógenos en el chamanismo primitivo y en los cultos de misterios paganos hasta las disciplinas contemplativas del yoga, el sufismo, la askesis griega pre-aristotélica o el budismo zen. Como hijos de una cultura luminosa que en su soberbia se ha auto-restringido a experimentar y comprender la realidad dentro del marco de su único y limitado punto de vista, y como herederos bastardos de antiguas y valiosas tradiciones espirituales a las que la ciencia y las religiones de letra muerta nos han enseñado a menospreciar e ignorar, acaso se encuentra hoy en nosotros la posibilidad de recuperar, de forma responsable e inteligente, estas puertas de acceso a las vastas realidades que, en nuestra miopía, hemos sido educados para considerar inexistentes.

*texto extraido de aqui

domingo, 24 de agosto de 2014

Herbert's Hippopotamus: Marcuse and Revolution in Paradise



This documentary examines the turbulent life in California of political philosopher Herbert Marcuse (1898-1979), author of One-Dimensional Man, Reason and Revolution and Eros and Civilization, among other books, professor of philosophy at the University of California San Diego, and a visionary and influential force for the student movement worldwide during the Sixties and Seventies. Blending archival footage, interviews, re- created scenes and voice-over narration, the video profiles not only the life of Marcuse but also the history of student protest and social activism. The video features interviews with Marcuse's student Angela Davis, former UCSD Chancellor William McGill, colleagues Fredric Jameson and Reinhard Lettau, and rare footage of Marcuse and former California Governor Ronald Reagan. Directed by Paul Alexander Juutilainen Five minutes of the program at the end withheld due to technical sound problems; very little is missing.

domingo, 6 de julio de 2014

Relaciones infinitas, relaciones sin límites ni fronteras x Crimeth Inc.

Esto es acerca de las llamadas "relaciones no-monógamas", sobre algunos de los beneficios de intentar una de las alternativas al modelo de amor de "salir/casarse/divorciarse". Tu respuesta a este artículo probablemente sea similar a la que yo tuve unos años atrás cuando leí una discusión sobre el tema por David Sandstrom en el fanzine sueco Handbook for Revolutionaries: "Buena idea, pero no va conmigo, por supuesto...". Resultó que yo estaba equivocado. Si he de recordar una lección que haya aprendido una y otra vez, debería darme cuenta de que a menudo las ideas que me incomodan o me hacen poner a la defensiva al principio a la larga se convierten en las más importantes para mí. No quiero decir que vaya a ofrecer un programa al que deban unirse inmediatamente, pero no podemos poner más enfasis en que debemos abirnos a nuevas ideas, por si acaso resultan ser útiles en nuestras vidas.

Hace un par de años tuve una maravillosa experiencia estando de gira, en la que finalmente experimenté qué se sentía al disolver los roles masculinos: durante la gira todo el mundo en la banda y la gente girando con nosotros tuvimos la oportunidad de abrirnos y ser un apoyo emocional y sentimental, y de repente la experiencia de estar con un montón de chicos se convirtió en algo totalmente diferente de lo que había vivido hasta ese momento. En este ambiente seguro y de apoyo mutuo, todos nosotros realmente nos sentimos libres, sin miedo de hacer cualquier cosa, sin más dudas o necesidad de muros para protegernos. En la superficie, simplemente era que no teníamos miedo de tocarnos unos a otros y abrazarnos, y dejamos de quejarnos y de ser egoístas; pero las implicaciones de esto eran inmensas: me di cuenta de que no había necesidad de limitar mi apoyo emocional y mis relaciones íntimas a mis relaciones románticas. Podía crear y beneficiarme de estas cosas en todas las relaciones.

Esto me hizo pensar en mis relaciones románticas. Si no había motivo para que mis relaciones de amistad no fueran como mis relaciones amorosas, ¿por qué no podían mis relaciones amorosas ser como mis amistades? Cuando pensaba sobre esto, mis amistades tenían un montón de cosas que mis relaciones amorosas nunca tenían: mis amig@s nunca se ponían celos@s o posesiv@s, mis amistades nunca se adherían a un a imagen estrictamente socializada de lo que "deberían" ser, y mientras mis amistades generalmente continuaban de una forma u otra en mi vida, cada vez que una relación amorosa no era perfecta como en las películas, se acababa y no volvía a ver a mi amante nunca más.

Todas mis relaciones de amor habían sido más o menos así: al principio conocía a una persona maravillosa, uníamos nuestros horizontes, vivíamos experiencias increibles junt@s y acabábamos enamorándonos. Al principio nos sentíamos más libres juntos de lo que nunca nos habíamos sentido, y el mundo parecía lleno de ilimitadas posibilidades y felicidad salvaje. Pero lentamente, sin confiar en el resto del mundo o en el futuro en el que podríamos no sentir todas estas cosas maravillosas, construíamos nuestra relación como si fuera un castillo, para dejar fuera el mundo peligroso y frio, y proteger nuestra pasión convirtiendola en una institución. El sexo, que al principio fue algo surgido de la forma más natural y libre, se convertía en celos guardados como el sello que santificaba nuestra relación de amor, como prueba de que era diferente de todas nuestras otras relaciones. (esto, visto en retrospectiva, parece un rol muy extraño para el sexo). Inevitablemente, me levantaba un día y me daba cuenta de que la pasión libre que nos unía se había esfumado y había sido reemplazada por el hábito, la rutina y el miedo a los cambios: el castillo que habíamos construído se había convertido en una tumba, encerrándonos dentro y lejos del mundo exterior, que habíamos estado necesitando para ofrecer nuevas cosas a la otra persona. Dentro del ataud, cada vez discutíamos más, cada un@ exigiendo a la otra persona demostrar su amor, sacrificando cada vez más cosas- cuando el amor se supone que debe permitirte vivir más, no impedir tu participación en una comunidad más amplia a cambio del aseguramiento de una compañía básica. Enamorarse era como encontrar una entrada secreta al jardín del Eden, una economía de regalo en la que compartíamos todo sin preocuparnos por un "trato justo"; pero ahora habíamos vuelto a esa economía del intercambio, compitiendo para ver quién necesitaba más, quién podía controlar más. Tras todos mis intentos de trascender los roles estereotipados de la gente en las relaciones amorosas, de repente me daba cuenta de que era un "novio" otra vez, con una "novia" (lo cual no es un rol muy saludable para nadie en esta sociedad sexista), sin tener ni idea de cómo había ocurrido.

Empecé a pensar cual es la razón por la que continuamos cayendo en estos patrones, y cómo podríamos evitarlos. El tema de la limitación seguía apareciendo; la idea de que algunas cosas deben tener límites para que la relación funcione. Con mis amig@s, nada tiene límites, y nada es exigido: nos ofrecemos lo que cada cual puede, cuando puede darlo, y no exigimos nada que no salga de forma natural para l@s demás.
Decidí investigar qué otros modelos de relaciones amorosas existen, y descubrí que hay una larga tradición de relaciones sin estos límites y expectativas: relaciones no monógamas, o "abiertas".

No estoy intentando decir que las relaciones monógamas sean malas, pero hay miles de tipos de relaciones, y generalmente solo nos permitimos una sola forma, y esto es ridículo. Exploremos un poco.

Cada vez que oigo algo sobre otr@ esposa/marido/novio/novia engañando, cada vez que oigo a alguien hablando con orgullo sobre cómo (en el nombre de la monogamia) ha conseguido resistirse a hacer algo que realmente le apetecía, cada vez que tengo que escuchar a alguien patéticamente lamentándose de sentirse atrapad@ en una relación o incapaz de satisfacer sus deseos por algún tipo de miedo, cada vez que tengo que presenciar a alguien mirando como un voyeur ("no hay nada malo en mirar si no tocas..."), me siento furioso de ver cómo estamos atrapados en este sistema de relaciones de una sola opción, aceptando estos síntomas de ahogo como inevitables en vez de experimentar con las otras posibilidades. Ante todo, nuestro convencimiento de apoyar la monogamia como la única opción nos impide ser honest@s con l@s demás. Tenemos que atrevernos a cuestionar todas estas complejidades de la vida y el deseo de forma abierta, incluso si resulta doloroso.

L@s punk rockers siempre actuamos como si fuéramos muy radicales, pero cuando se trata de llevar a cabo formas radicalmente diferentes de vivir que encajarían mas con nuestras ideas, no se nos ocurre cuestionar nuestros hábitos programados. Muchas veces nuestras ideas revolucionarias son solamente insignias o una ideología diferente a la que votar, no un catalizador para transformar nuestras vidas. Éste es un tema que afecta a todo el mundo, en el que los valores anarquistas pueden ser puestos a prueba en el mundo real, pero pocas veces he visto esta discusión en nuestra comunidad; si vamos a cuestionar la forma en que funciona el mundo, deberíamos llevar este cuestionamiento a nuestras propias relaciones personales y a lo mejor intentar alternativas ahí antes de proponer soluciones para los males del mundo; si realmente tenemos soluciones para los males de la sociedad, vamos a ponerlas en practica para solucionar los males de nuestras relaciones.

¿Qué es una relación abierta?

Lo más importante aquí es superar la idea de que el valor de una persona se mide dependiendo de si esa persona por si sola es suficientemente "buena" para otra persona. El mundo es infinito, y nosotr@s también lo somos- ninguna cantidad de vivencias, ningún número de interacciones con l@s demás debería ser "suficiente" para nadie, de la misma forma que ningún número de interacciones con la persona amada serán nunca suficiente. Poner fronteras a lo que otra persona pueda hacer o sentir como una condición para que pueda recibir mi amor o afecto va en contra de todas mis creencias como anarquista y como ser humano; quiero creer en l@s demás para saber lo que necesitan, y nunca limitarles- ciertamente no creo que mi vida vaya a ser más rica gracias a las limitaciones que ponga en l@s demás. Tenemos que liberarnos para llegar a ser nosotr@s mism@s. Esto no es referente solamente a l@s amantes o l@s amigos o las parejas sentimentales, también hace referencia a otros proyectos, necesidades o incluso el deseo de soledad- es desesperante como a much@s de nosotr@s nuestr@s parejas a menudo nos piden que nos sacrifiquemos para estar con ellas.

Quiero ser evaluado por lo que soy, por lo que hago de forma natural, no por lo bien que me conformo a las listas de necesidades diseñadas por otra persona. Si alguien puede cubrir algunas de esas necesidades, no se lo negaría a nadie, y no quiero estar celoso cuando l@s demás tengan cosas diferentes para ofrecer; sólo quiero la oportunidad de ofrecer lo que tengo para dar a aquell@s a l@s que quiero, y recordar que esas cosas no tienen precio y que no son comparables al resto de regalos únicos que l@s demás puedan tener. Nadie debería tener el peso de aceptar el rol de "único proveedor" de las necesidades de otra persona (necesidades románticas o no); nuestro papel en el mundo no es el de servir a nadie, sino el de encontrar formas de ser nosotr@s mism@s que también beneficien a l@s demás. Aceptando que el resto del mundo no está "fuera de los limites" de tu compañer@, te liberas del trabajo de ser el mundo entero para tu pareja.

El sistema monógamo establece que la gente se niegue a relacionarse con l@s demás de según qué formas a no ser que se cree una relación romántica- ya que sólo puedes tener una pareja romántica, tienes que estar segur@ de que tu únic@ compañer@ es una buena inversión (y aquí volvemos al mercado capitalista incluso en nuestras relaciones). Las mujeres buscan a los hombres según su potencial económico, los hombres juzgan a las mujeres dependiendo de si su belleza es lo suficientemente resaltable socialmente para ofrecer el prestigio que él espera teniéndola a su lado, y nadie puede experimentar con compañer@s que no cumplan suficientemente estos criterios. De esta forma, igual que en las amistades, pueden haber personas en el mundo con las que puedas pasar maravillosos momentos románticos una o dos veces al mes, pero con las que no tienes suficientes cosas en común como para verlas continuamente y luego casarte, etc. (aunque vemos a menudo parejas mal avenidas haciéndose cada vez más miserables que hubieran sido mucho más felices como compañer@s esporádic@s). Las relaciones no-monógamas hacen esto último posible sin pagar ningún precio de infelicidad mutua.

He decidido que no quiero volver a tener una jerarquía de valores entre mis amistades y mis relaciones amorosas: ambas cosas son cruciales, irreemplazables en mi vida, y a la mierda quien me quiera hacer escoger entre una de las dos. Y no sólo eso, también he decidido dejar de clasificar las cosas como "amor" o "amistad" dependiendo de detalles superficiales arbitrarios- los sentimientos que comparto con algunas de mis amistades son tan íntimos y tan bonitos que es ridículo que no les llame amantes sólo porque no nos acostamos juntos. Es absurdo que el sexo sea la línea divisoria entre nuestras relaciones, entre aquellas que tienen preferencia, entre con quién vivimos, con quién dormimos, a quién le hacemos más caso y junto a quién moriremos. En las relaciones abiertas, el sexo no está acotado con tantas implicaciones y restricciones. El amor y el deseo fuera de las líneas del modelo de la monogamia son perseguidos desde cualquier frente en esta sociedad. El sexo no debería ser contenido, y no debería ser simbólico de nada- debería ser simplemente otra forma de ser físicamente afectiv@s l@s un@s con l@s otr@s, de dar placer a l@s demás, de ser emocionalmente expresiv@s... tomando las responsabilidades que comporten las relaciones pero sin tener que contentar a la expectación social ni a ningún tabú moral.

Una relación abierta es simplemente eso: es una relación en la que las personas pueden ser abiertas y sinceras las unas con las otras y con ellas mismas, en la que nada necesita ser escondido o reprimido o limitado. Una relación en la cual el mundo entero puede ser explorado sin miedo de transgredir fronteras imaginarias. Cuando exigimos honestidad total en una relación que incluye limites y tabúes, nos estamos preparando para traiciones y mentiras; pretender que una persona sea abierta sin ser receptivo de todas las posibles verdades es estúpido y egoísta. Tenemos que apoyarnos un@s a otr@s en todos los aspectos de nuestros caracteres individuales si queremos que la honestidad sea posible; si no, somos como l@s cristian@s cuando van a confesarse, confesando cosas bajo un imperativo moral, con el látigo de la vergüenza preparado para cualquier impulso de falsear. Tenemos que aprender a abrazar y celebrar cualquier cosa que sea buena para cada uno. Si es bueno para nuestra persona amada, lo será para nosotr@s también, ¿realmente somos tan egoístas que no nos damos cuenta de esto?

Para dar un ejemplo de cómo podría funcionar esto, volvamos a mi historia de la gira. Durante la gira, algunas personas crearon lazos, y compartieron mundos privados tal y como lo hacen l@s amantes; pero también recordaron que para que la comunidad funcionara, no podían apartarse de sus relaciones con l@s demás. Cada vez que una persona necesitaba tomarse un descanso de otra o quería expandir sus horizontes un poco, pasaba más tiempo con l@s demás, porque siempre había gente alrededor que también tenía cosas que ofrecer. Todo el mundo se sentía seguro y protegido, y nadie quedaba fuera, porque no estábamos dividid@s en exclusivos dúos.
Por el contrario, la economía de escasez de amantes que funciona en nuestra sociedad ahora mismo nos hace tener prisa por encontrar a otra persona y atarla a nuestro lado, antes de que nos quedemos sol@s. La alternativa, que este miedo a la soledad nos impide ver, parece preferible: un mundo sin barreras, en el que cada un@ de nosotr@s formaría parte de una gran familia de amantes y amig@s, sin distinciones entre un@s y otr@s, y en el que no existieran formatos estrictos para ninguna relación. La experimentación sería constante para cada persona. Para conseguir un mundo así, tenemos que acostumbrarnos a no limitarnos l@s un@s a l@s otr@s, tenemos que dejar de ver el amor como una comodidad limitada.

Los celos, y lo que he aprendido de ellos.

Si, a veces todavía siento celos. He tenido experiencias antes en las que he estado celoso de una manera insana- no sólo de otro hombre, sino de otras cosas hacia las que mis compañer@s mostraban interés o amaban o experimentaban. Ser capaz de tratar con estas cosas ha sido muy importante en el desarrollo de mi confianza y de mi forma de ser. Me costó años llegar a sentir (no solo entender) que si mis seres queridos aman otras cosas o a otras personas, no significa que yo soy menos. Además, si el o ella realmente me quiere, no es porque yo cumpla una determinada lista de cualidades deseadas por la que haya sido escogido- me ama por razones que son únicas en mi, con las que nadie puede competir, así que no hay nada que temer. El amor no es una comodidad limitada; crece, al igual que la felicidad, al compartirse y al ser repartido.

Considero a mis celos como a un adversario poderoso, que puede enseñarme mucho sobre mi mismo si me enfrento a él en vez de protegerme de él controlando a l@s demás. He tenido experiencias en relaciones anteriores donde mis amantes se han limitado para protegerme de mis celos, y ha sido catastrófico para todos, como podéis imaginar.
Una de las cosas que me han enseñado mis celos es a reflexionar sobre mi actitud hacia otros hombres. Es interesante para mí notar que nunca me he sentido amenazado por otras mujeres por las que mis parejas se hayan sentido atraídas o con las que hayan tenido relaciones, pero hacia otros hombres siempre me he sentido mal. En nuestra sociedad, los hombres son condicionados para no confiar los unos en los otros, para odiarse los unos a los otros, para intentar "proteger" a las mujeres de otros hombres (lo cual es como proteger una "propiedad" personal), y esto tiene sentido cuando miramos lo jodidamente mal que muchos hombres se relacionan con las mujeres. Para mi no confiar en los hombres para beneficiar a mi pareja es una paranoia y una estupidez territorial. Si confío en el juicio de mi compañer@, debo confiar en que sepa qué y quién son buenos para él/ella, sin dejar que mi mentalidad de "yo-contra-todos" interfiera.

Algunas objeciones que he encontrado hacia las relaciones abiertas.

"Suena bien en la teoría, pero la forma en qué sentimos es más importante que todas estas abstracciones..."

Algunas personas creen que presentamos ideas y teorías no como soluciones a problemas reales, sino simplemente para demostrar qué buenas ideas se nos pueden llegar a ocurrir. Si no está claro hasta ahora que he estado pensando en esto como un intento de solucionar mis problemas en las relaciones sentimentales en vez de aumentarlos, entonces me disculpo por escribir tan mal lo que quería decir en este artículo. Y si crees que las relaciones abiertas pueden ser duras para tus emociones, simplemente prueba la monogamia en un periodo muy largo de tiempo. Ambas cosas pueden llegar a ser igual de duras.

"Pero la naturaleza humana..."

Jódete! no hay mas que decir. La naturaleza humana es aquello que nosotr@s creamos, y eso lo sabes, lo quieras aceptar o no.

"Supongo que está bien si es lo que quieres probar, pero para mi quiero la monogamia, yo ya estoy servid@"

Mejor para ti, si es realmente cierto. Tod@s nos sentimos cómod@s cuando nuestros deseos coinciden con las reglas sociales: entonces es fácil para nosotr@s sentirnos orgullos@s de nuestros deseos, pensar que son bellos, ya que están aceptados universalmente (de hecho, todo a nuestro alrededor reafirma la idea de lo afortunad@s que somos por sentir lo que sentimos, ya que es lo correcto y perfecto)...pero puede que no siempre seas tan afortunad@. Si alguna vez sientes una necesidad que no esté contemplada en el sistema de la monogamia, no habiendo hecho el esfuerzo de intentar comprender y aceptar formas diferentes de relacionarse y de desear, te encontrarás incomprendid@, odiad@ e insultad@. Nadie debería vivir esto, así que cualquier necesidad o deseo que se tenga debe ser observado desde la opción de la no-monogamia también. De otra forma, tod@s viviremos con el miedo de despertarnos un día con un sentimiento o deseo que es inaceptable, y ese poder fascista del moralismo sobre nuestras vidas es exactamente contra lo que creía que estábamos luchando.

Por eso me considero no-monógamo ahora mismo, incluso habiendo tenido relaciones sexuales con solo una persona en los últimos 5 meses: hago lo que hago no por un compromiso a la monogamia, sino como un compromiso a satisfacer mis deseos y los de l@s demás sin tener en cuenta ninguna jodida norma social. La no-monogamia, de hecho, no es algo exclusivamente referente al sexo, es un acercamiento general a las relaciones entre las personas, como he discutido mas arriba.

"Las relaciones abiertas son malas para las mujeres, son simplemente una forma mas para que los hombres sean egoístas y desaparezcan cuando las mujeres les necesitan..."

Este es el tipo de comentario sexista con el que preferiría no tener que tratar, pero lo he oído varias veces. Me recuerda al viejo mito de que todas las ("buenas") mujeres buscan relaciones monógamas "responsables", y las que no lo hacen deben estar confundidas (así que no hay problema en no confiar en ellas, o en considerarlas putas). Para empezar, han sido mujeres las que me han puesto en contacto con muchas de estas ideas aquí expuestas. En segundo lugar, muchos de los hombres y muchas de las mujeres interesad@s en experimentar diferentes modelos de relaciones durante las últimas décadas no mantenían relaciones heterosexuales, así que este tipo de críticas resultan ridículas. En tercer lugar, la gente que dice cosas como ésta hacen que suene como si pensaran que los hombres solo son emocionalmente receptivos hacia las mujeres que les ofrecen sexo a cambio...espero que esto no sea a lo que tenemos que aspirar en las relaciones heterosexuales.
Finalmente, si, es cierto que los hombres hemos sido condicionados para ser egoístas y poco abiertos en nuestras relaciones, y simplemente cambiando los modelos de relaciones la situación no va a cambiar. Pero esto va a ser un problema en cualquier tipo de relación, no solamente en las relaciones abiertas, y es un problema que debe ser tratado como un tema aparte. Un chico responsable y sensible no va a salir corriendo para conseguir sexo con un/a desconocid@ cuando su compañer@ (o un@ de sus compañer@s) le necesita. Hay muchas trampas escondidas en nuestra sexualidad, ya que gran parte de ella ha sido condicionada y programada por nuestr@s enemig@s; los hombres debemos rechazar las presiones que nos hacen buscar sexo superficial como una forma de evitar intimidad real y apoyo entre personas. Esto me lleva a la última objeción:

"Así que esto significa que abandonas tus sueños románticos, cambiándolos por una serie de episodios sexuales con un@s cuantos conocid@s"?

No. Para nada. No estoy interesado en evitar compromisos personales y relaciones largas- de hecho estoy interesado en protegerlos para que no estén en riesgo innecesario. Quiero asegurar mis relaciones románticas, para que no se vean en peligro por cosas triviales como el aburrimiento temporal o la atracción hacia l@s demás. Quiero crear relaciones que puedan ser estables durante los cambios en mi vida y en mis deseos. De esta forma quiero mantener a mis amantes durante tanto tiempo como mantengo a mis amistades; hasta que la muerte nos separe, pero de verdad, sin que interfieran viejos tabúes (inseguridades, celos...). Por supuesto que esto puede ser duro a veces, de la misma forma que todo es difícil a veces, pero la recompensa de poder hacer que esto funcione compensa, estoy seguro.

Lo que intento hacer aquí es ayudar a que nos liberemos de las tragedias innecesarias en nuestras relaciones amorosas, las inseguridades y el sentimiento de posesión que nos impiden disfrutar de los compromisos y los placeres que podríamos disfrutar tod@s junt@s. Para superar estos obstáculos, tenemos que estar preparad@s para afrontar las tragedias reales con decisión y valentía: no podemos pedir que l@s demás nos protejan de nuestras inseguridades limitándose y reprimiéndose, y tenemos que entender que siempre habrán momentos en los que estemos sol@s. El precio de no intentarlo es absurdo, hoy en día sufrimos tanto las tragedias necesarias como las innecesarias en nuestras relaciones por nuestra falta de coraje. ¿Es demasiado pedir que intentemos algo nuevo?

--extraido del fanzine Inside Front #13

Eros y Civilización x Herbert Marcuse

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